El año 2019, cerca de su ecuador, no ha ido bien para Víctor Estrella; tres victorias, siete derrotas, sin superar segunda ronda en los siete Challengers que ha jugado, ni cerca de los ATP Tours, Masters 1000 ni las “qualy” de los Grand Slam donde fue fijo entre 2014 y 2018.
Pero dar por terminado a Estrella es tarea riesgosa, aún a sus 38 años. La primera raqueta nacional recarga motores para una segunda mitad del año en la que persigue un adorno más a una carrera de dos décadas defendiendo los colores patrios.
Estrella irá en julio a Lima a tomar parte de sus cuarto Juegos Panamericanos, un boleto que se ganó con la medalla de oro en los Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 2018.
La travesía continental del santiaguero comenzó en Santo Domingo ‘2003 donde llegó a segunda ronda, pasó con igual resultado por Río ‘2007, logró su mejor desempeño en Guadalajara ‘2011 (bronce) y se ausentó en Toronto ‘2011 porque el final del torneo estaba muy cerca de la Copa Davis y en el primero se jugaría en cancha dura y el segundo en blanda.
El gran objetivo de Estrella en la capital peruana este verano (29 de junio al cuatro de julio) será ser finalista en sencillo, una posición que otorga boleto directo a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Es la expectativa que hay en torno a él, desde la Jefatura de Misión hasta la Federación Dominicana de Tenis, incluido el jugador. Ya en Río ‘2016 Estrella se convirtió en el primer tenista criollo en jugar a ese nivel.
Esta semana, Estrella aparece en el puesto 366 del planeta, el más bajo desde julio de 2013. Es tercero entre los quisqueyanos luego de José “Bebo” Hernández (288) y Roberto Cid (302), este último también clasificado para Lima por su condición de subcampeón en Barranquilla.