Los empleados del Acuario de Nueva Inglaterra, en Boston, se llevaron una gran sorpresa mientras preparaban una exposición sobre la selva tropical del Amazonas.
Esto luego de darse cuenta de que Anna, una anaconda que vivía en un tanque separado de los ejemplares masculinos, había dado a luz a una docena de serpientes a sus ocho años.
La anaconda, de 29 libras de peso y 10 pies de largo, tuvo una camada de 18 serpientes, aunque solamente tres sobrevivieron al parto y una de ellas murió 48 horas más tarde.
Aunque el nacimiento se produjo en el mes de enero, no se ha hecho público hasta ahora porque, según el acuario, se requería una investigación exhaustiva para confirmar que las serpientes nacieron a través de reproducción no sexual.
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Anna nunca ha estado en contacto con machos adultos, por lo que el equipo de veterinarios del refugio practicó las pruebas de ADN, que confirmaron que los dos nuevos ejemplares, de unos dos pies de largo, son producto de una reproducción asexual, según explican en su página web.
La partenogénesis, una forma de reproducción basada en el desarrollo de células sexuales femeninas no fecundadas, es un fenómeno extremadamente raro en las especies de vertebrados, incluidas las serpientes, que generalmente se reproducen de forma sexual.
Se ha visto de manera excepcional en los dragones de Komodo y en alguna especie de ave y tiburón, y es más frecuente en cautiverio. En anacondas este es el segundo caso que se conoce. El primero tuvo lugar en 2014 en un zoológico del Reino Unido. En aquella ocasión sobrevivieron tres de las crías.
“Puede haber diferentes tipos de partenogénesis, muchas de las cuales no producen copias exactas de ADN de su madre”, explican en el comunicado.
“Sin embargo, la limitada secuencia genética realizada para estas dos serpientes jóvenes muestra coincidencias completas en su genética”.