Aunque todo parece fácil en la vida de Kim Kardashian y los lujos parecen estar a la orden del día, para la estrella televisiva no ha sido fácil escapar de las calamidades que acompañan al hecho de ser una influencer, prueba de ello es que utilizó un vestido de Thierry Mugler para la última gala del Met que necesitaba de un ajustado corsé y una faja que le dejaron marcas en la espalda y el estómago, el que hasta ahora, según sus propias palabras, ha sido su outfit más incómodo.