Naciones Unidas ha alertado este martes de que la población de Afganistán hace una crisis de desnutrición «sin parangón» y ha indicado que la cifra de personas que sufren hambre aguda ha pasado de catorce millones en julio de 2021 a 23 millones en marzo de este año, lo que ha llevado a los hogares a adoptar «medidas desesperadas».
«Estas inaceptables compensaciones han causado un sufrimiento inenarrable, han reducido la calidad, la cantidad y la variedad de la comida disponible y ha causado altos niveles de desgaste en los niños, además de otros impactos dañinos sobre el bienestar físico y mental de mujeres, hombres y niños», ha dicho el coordinador humanitario de la ONU en Afganistán, Ramiz Alakbarov.
Así, ha subrayado que «un abrumador 95 por ciento de la población no tiene suficiente para comer, con un porcentaje que aumenta hasta casi el cien por cien en los hogares en los que una mujer es cabeza de familia». «Es una cifra tan alta que es casi inconcebible. De forma devastadora, es la dura realidad», ha lamentado.
«Las salas hospitalarias están llenas de niños que sufren desnutrición: más pequeños de lo que deberían, muchos pesan con un año lo que un niño de seis meses pesaría en un país desarrollado y algunos están tan débiles que no pueden moverse», ha señalado Alakbarov, según un comunicado publicado por su oficina.
En este sentido, ha hecho hincapié en que «no puede ignorarse la realidad a la que hacen frente las comunidades» en Afganistán, sacudido por los efectos de «una sequía terrible, la expectativa de un nuevo mal año de cosecha, una crisis financiera y bancaria tan grave que más del 80 por ciento de la población está endeudada y un aumento de los precios de los alimentos y el combustible».
«Hay enormes desafíos por delante», ha reseñado Alakbarov, quien ha reiterado que la ONU y sus socios «hacen todo lo posible para apoyar un esfuerzo exhaustivo y coordinado para aliviar los impactos del hambre y la desnutrición, al tiempo que se da a las comunidades los medios para proteger y sostener sus medios de sustento en el futuro».
Alakbarov ha detallado que en lo que va de 2022 se ha dado apoyo a 8,2 millones de personas, mientras que «en los próximos meses, la ONU y sus socios humanitarios seguirán centrándose en incrementar las actividades de respuesta, alcanzar a los que tienen poco y a zonas remotas que han estado inaccesibles durante los últimos años por la inseguridad y el conflicto».
MÁS DE 3,5 MILLONES DE NIÑOS NECESITAN TRATAMIENTO
En este contexto, ha incidido en que las tasas de desnutrición aguda en 28 de las 34 provincias de Afganistán son altas, con más de 3,5 millones de niños necesitando tratamiento para apoyo nutricional, con más de 2.500 centros destinados a estos esfuerzos en el país que dan apoyo a 800.000 niños desde mediados de agosto.
«Planeamos llegar este año a 3,2 millones de niños afectados. También tenemos como objetivo llegar a un millón de personas a través de un entrenamiento vocacional de capacidades, a un millón de niños a través de alimentos en escuelas y a varios millones de forma directa e indirecta a través de programas que protegerán e impulsarán los sustentos agrícolas de los que tanto depende la población», ha explicado.
«Debemos tener en cuenta que, si bien la masiva respuesta humanitaria desde agosto de 2021 ha evitado que se materializaran los peores temores durante el invierno, la inseguridad alimentaria y la desnutrición siguen en máximos históricos y requieren una respuesta inmediata, sostenida y a gran escala para evitar la pérdida de más vidas y sustentos», ha sostenido.
De esta forma, Alakbarov ha hecho hincapié en que «el destino de toda una generación de afganos está en juego» y ha agregado que el 31 de marzo habrá una conferencia internacional para apoyar la respuesta humanitaria. «Pido a los estados miembro que se rasquen los bolsillos por el pueblo de Afganistán y que mantengan su generoso apoyo a estos esfuerzos vitales», ha señalado.
Por último, ha reseñado que «la ayuda humanitaria por sí sola no es suficiente para abordar todas las necesidades actuales y futuras, pero es absolutamente necesario mantener a la gente viva y sana y evitar que las personas vulnerables en las situaciones más precarias caigan en una situación de mayor necesidad». «Mientras apoyamos colectivamente a millones de afganos a reconstruir sus vidas y comunidades, debemos recordar que el largo camino hacia un futuro mejor es imposible con el estómago vacío», ha remachado.