¿Cómo transcurre la vida de los privados de libertad? Esa es una interrogante que genera gran interés para el resto de la sociedad. La respuesta a esa pregunta siempre ha estado viciada por los juicios y estigmas propios del ser humano.

Durante una visita al Centro de Corrección y Rehabilitación Najayo Mujeres en la provincia San Cristóbal, periodistas de Listín Diario pudieron recorrer, en compañía de las autoridades encargadas, las instalaciones del reclusorio.

Asimismo, recibieron explicaciones de los diversos programas con los que cuentan para impulsar la formación y reinserción a la sociedad de las mujeres.

Las reclusas se encuentran en proceso de rehabilitación constante. Contrario a lo que muchos podrían llegar a pensar, dentro de la cárcel de Najayo, las privadas de libertad tienen la oportunidad de reformarse y mejorar sus vidas, ejecutando actividades educativas, culturales e incluso de negocios.

Tanto las internas condenadas como las que aún se encuentran a la espera de que se les dicte medidas de coerción, tienen la posibilidad de dedicarse a distintos oficios dentro del penal, tales como costura, estilismo, bisutería, repostería, entre otros.

También hay espacio para las artes y los deportes, algunas convictas se integran en grupos dedicados a la actuación, el baile, el canto. Otras, en cambio, prefieren practicar disciplinas como el baloncesto o el voleibol.

Dentro del centro no se tiene derecho a manejar dinero en efectivo, sin embargo, las convictas, bajo la supervisión de las autoridades, manejan su propio método para suplir sus necesidades en el economato.

Igualmente, muchas de las internas mantienen a sus familias con la labor que realizan dentro de la cárcel.

Cuentan con un dispensario médico al servicio a tiempo completo de las reclusas y una farmacia, esta última dispensa únicamente los medicamentos bajo una indicación médica. .

Itinerario regular

El día de las reclusas inicia a las 6:00 de la mañana. A partir de allí deben asearse, formarse en filas para los conteos de rutina, desayunar e iniciar sus respectivas actividades, repitiendo el ciclo luego del almuerzo. En ese trajín, las internas tienen espacio para tomar un receso, ver televisión o descansar.

Las habitaciones donde duermen las mujeres pueden dividirse de 3, 4 y 5 camas. Por lo reducido del espacio, haciendo uso de la creatividad, las privadas de libertad utilizan las fundas de almohadas para guardar su ropa y otras pertenencias.

Una oportunidad

Cada una de las internas llegó al penal por cometer algún tipo de delito. Independientemente de las circunstancias precisas que las llevaron a infringir la ley y a perder su libertad, estas mujeres, en su mayoría provenientes de hogares muy disfuncionales, violentos y en condiciones de extrema pobreza, han encontrado en la cárcel de Najayo una oportunidad para crecer.

“Siempre se habla de que aquí (la cárcel) se les ofrece una segunda oportunidad a estas mujeres, pero si algo he podido comprobar a lo largo de este tiempo en la dirección del centro es que muchas de ellas nunca tuvieron una primera y es aquí, en prisión donde la están recibiendo”, sostuvo Fabiola Vallejo, directora de Najayo Mujeres.

Actualmente cuatro reclusas del Centro de Corrección y Rehabilitación Najayo Mujeres lograron graduarse de carreras universitarias gracias a los programas de formación con los que cuenta el penal.

Como muestra de lo aprendido en sus talleres de arte, las reclusas prepararon una obra de teatro alusiva a la lucha contra la violencia a la mujer.

Materno Infantil

La cárcel de Najayo cuenta con una área destinada a la atención materno infantil. Según explicó la directiva del centro penitenciario, en el momento en que una reclusa ingresa a la cárcel en confirmado estado de gestación es traslada a esta área hasta dar a luz. El espacio está ambientado con todos los inmuebles e infraestructura necesaria para garantizar el bienestar de la reclusa y el bebé.

Las criaturas recién nacidas pueden permanecer junto a sus madres hasta cumplir el primer año de edad. Luego de ese lapso, son las autoridades quienes investigan quién es la persona idónea para hacerse cargo del o de la menor dentro de los familiares de la madre, o en su defecto, su tutela pasa a manos del Consejo Nacional de la Niñez (Conani).

La visita guiada también contó con la presencia de Patricia Lagombra, directora de Centros de Corrección y Rehabilitación (CCR).