La historia de Rosa Martínez es digna de ser contada. En Puerto Plata, la pequeña galería de su hogar se ha convertido en un espacio bendecido para nueve mujeres con quienes comparte su talento.
Se trasladó hasta las oficinas de Listín Diario en compañía de Juana Rodríguez, directora regional de las provincias de Puerto Plata y Espaillat del programa Supérate, y Claritza Reyes, una de sus alumnas más aventajadas.
Desde una caja sacó con orgullo la muestra de su trabajo, esfuerzo que simboliza, además su superación personal, una forma digna con la que obtiene recursos económicos para cubrir las necesidades de su hijo.
Carteras, portavasos, botellas, artículos de utilidad para el hogar y la decoración, son el resultado del proceso de convertir la fibra de jacinta o lila de agua y los desperdicios de papel periódico en obras de arte.
“Cada una de estas piezas guarda horas de dedicación. La lila como materia prima implica un proceso. Recolectamos la fibra en ríos y lagos y es necesario entrar al agua, muchas veces hasta la cintura. Luego se inicia el secado y tratamiento antes de aplicar las técnicas de creación. Similar es el papel periódico”, explica Rosa con la satisfacción de ver el resultado de este proyecto beneficioso para el medioambiente, denominado Lilaje RD.
Al escuchar la seguridad con la que se expresa, Juana Rodríguez no esconde su satisfacción.
“Rosa es una mujer valiente y resiliente. Por iniciativa propia se encarga de motivar y reclutar a mujeres de su comunidad para enseñarle técnicas de artesanía que ella misma reinventa a partir de los conocimientos adquiridos en sus capacitaciones”.
Para Rodríguez, su rol de acompañamiento sobrepasó los límites establecidos por el programa Supérate.
“Me llena de alegría ver a estas mujeres emprendedoras con tantas limitaciones y aun así dando el todo para aprender y aportar a sus hogares. Lilaje RD es parte de mí, hay un componente emocional y se ha generado una amistad entre nosotras. Ellas son mi fuente inagotable de orgullo”.
UN PASADO QUE LA HIZO FUERTE
Rosa Martínez se estrenó como madre siendo muy joven, y decidió dejar a su hijo en Puerto Plata para integrarse a la Fuerza Aérea Dominicana.
Al mes de haber logrado pertenecer a la institución la vida le hizo una jugada inesperada, su esposo falleció.
“Sola, triste, con un niño de siete años y lejos de mi familia retorné a mi pueblo”.
Viendo programas de TV aprendió algunas manualidades hasta que escuchó del programa Supérate.
Hoy es maestra de un grupo de mujeres que ha encontrado en las piezas de fibras de lila y papel periódico la motivación para seguir adelante.