El juicio a los rugbiers, minuto a minuto: el forense de la autopsia explicó la brutal forma en que murió Fernando

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La declaración del testigo Javier Pablo Laborde, secretario del Ministerio Público Fiscal, que en 2020 estaba en la ayudantía de estupefacientes explicó fue convocado para trabajar con la instructora del caso, Verónica Zamboni. Fue él quien hizo análisis de los celulares y de algunos videos.

Así, contó que individualizó a los acusados por sus ropas e hizo un comentario que extrañó hasta al defensor. Dio a entender que Máximo Thomsen, a quien reconoce “por la totalidad de ropa no por el rostro”, se sacudía cuando lo sacaron por la cocina del boliche porque “le falta el aire”, en referencia a la maniobra que le practicó el patovica. Fue ahí cuando Hugo Tomei le pidió que lo repita.

Hugo Tomei habla con los ocho acusados mientras en a la salta ingresa el sétimo testigo de la jornada Javier Laborde.

El policía Javier Collova declaró: “Visualicé registros fílmicos por orden de la doctora (Verónica) Zamboni. Los descargué con un link que le envió ella a mi jefe y él me los pasó a mí. El link estaba en la web de una página de noticias, no recuerdo si era de Infobae, pero puede ser”.

Antes de que lo proyectaran en la pantalla, el hombre recordó que el video estaba captado con un celular justo frente al boliche Le Brique. “Se veía a la víctima en el suelo y a los imputados golpeándolo”, explicó. E indicó que visualizó dos videos de la pelea en la calle. Y, además, un tercero de los imputados en una casa de comidas rápidas. “Creo que lo aportó el gerente del lugar y que tenía un desfasaje de horario. Figuraba como que eran las 17, pero eran las 5 am”, apuntó.

Luego, fue el turno de Ramón Alberto Rueda, quien se desempeña en la subdivisión de Villa Gesell. Su tarea fue realizar la desgrabación del video publicado por Infobae y que había surgido en el interior del boliche. “Muestra a un patovica forcejeando del cuello con un masculino, que con el dedo señala a un muchacho y hace una seña con el índice por debajo del cuello y el mentón”. El testimonio da cuenta de que Thomsen marcó a alguien que, “con precisión”, no pudo identificar.

Silvana de Piero, es perito de Policía Científica de la dirección de Patología Forense y explicó cuál fue su labor en esta causa: “Recibimos muestras que vienen de parte de la autopsia”, detalló y sostuvo que analizaron un “pool de vísceras” de la víctima, que incluyó el hígado, el vaso, el pulmón, el corazón, el cerebro y el cerebelo.

De ambo gris, Patricia Liliana Gómez, médica que constató las lesiones de los imputados en la Comisaría 1° de Villa Gesell (Ezequiel Acuña)

Tras el cuarto intermedio, declara Patricia Liliana Gómez, médica que constató las lesiones de los imputados en la Comisaría 1° de Villa Gesell el día 18 de enero de 2020.

“Revisé a (Enzo) Comelli, (Máximo) Thomsen y tres chicos Pertossi (Lucas, Luciano y Ciro)”, dijo. Luego, el Ministerio Público Fiscal le exhibió el informe que la profesional realizó con fotos para que lo describa.

Tras la declaración de Duarte, el juicio pasa a un breve cuarto intermedio.

Las fotos oficiales tomadas en la morgue del Hospital de Pinamar fueron proyectadas en la pantalla de la sala de audiencias.

“Por lo visto en el cuerpo, las marcas que presentaba, las lesiones externas, coinciden con los mecanismos de alta energía que provocan muerte instantánea en el paciente”, siguió Duarte: “En cara y cráneo presentaba la mayoría de los golpes. Son áreas centrales porque allí se alojan la mayoría de las funciones del organismo”, continuó.

“El tronco cerebral era lo que presentaba más daños”, concluyó.

Por pedido de la defensa, el forense se puso de pie para señalar la marca del desfibrilador en el cuerpo.

“No se puede medir la intensidad de los golpes en la autopsia. Tampoco se pueden determinar la cantidad de golpes que recibió la víctima”, dijo Duarte tras ser consultado por Tomei.

Duarte es médico traumatólogo y perito médico de la Policía Científica de Pinamar desde hace siete años.

Ante el tribunal, lo ocurrido el 18 de enero tras la pregunta del fiscal Gustavo García:

“Trabajamos con un protocolo que cumplí. La autopsia se llevó a cabo en la morgue del hospital de Pinamar. Primero vi a la víctima en Villa Gesell. Yo tomé conocimiento del caso, supe que Fernando estaba en el hospital de Villa Gesell y como vivo en la esquina del hospital, crucé para ver cómo estaba. Hice un examen previo para tener la visualización de con qué me iba a encontrar en la autopsia. Fernando yacía en una cama, presentaba múltiples agresiones en la parte del rostro. Pedí que se le realice una tomografía computada para ver un panorama general de lo que presentaba el cuerpo. El resultado tardó un rato en llegar. Yo lo vi y tenía una importante hemorragia por dentro del cráneo. Además, tomé imágenes con mi celular particular para tener una aproximación de las características de las lesiones que aún conservo en mi teléfono”, dijo.

El fiscal García solicitó al Tribunal que el testigo exhiba las fotos que conserva en el celular.

El abogado Tomei pidió un “tiempo prudencial” para analizar las imágenes que no fueron incorporadas anteriormente. “Es una sorpresa que nos afecta en demasía”, dijo Tomei. Luego, el Tribunal rechazó incorporar esas fotos al expediente por unanimidad.

Comienza a declarar el forense Duarte, autor de la autopsia.

Los padres de Fernando se retiran de la sala.

Lucas Pertossi en primer plano junto a Blas Cinalli, detrás, Ayrton Viollaz, Máximo Thomsen y Enzo Comelli (Ezequiel Acuña)

Carolina Giribaldi Larrosa es médica generalista y emergentóloga desde hace 18 años en el Hospital municipal de Villa Gesell.

Ante el tribunal, contó que la madrugada del 18 recibió un llamado al 107 a las 5. que avisó sobre “un masculino inconsciente en la vía pública”. “Fuimos en ambulancia y encontré a este joven sin signos vitales. Estaba siendo asistido por personal. No identifiqué si era de los bomberos. Le estaban haciendo RCP. Le había colocado un DEA. Se trata de un desfibrilador automático muy sencillo de utilizar”, afirmó. La ambulancia, según ella, tardó entre siete y nueve minutos en llegar.

Consultada acerca de cómo se constató que Fernando no tenía signos vitales, la mujer respondió: “No tenía movimiento respiratorio y no tenía pulso”.

En el viaje al hospital, contó, se le continuó practicando RCP y con oxígeno porque no tenía signos vitales.

Así, el fiscal Dávila le preguntó por los protocolos aplicados en estos casos. La testigo afirmó que se debe practicar RCP por 40 minutos.

“Yo le hago la constatación de los sinos vitales entre las 5.07 o 5.09. En ese momento el desfibrilador externo automático (DEA) informó: ‘Paciente en asistolia. Continúe el masaje cardíaco’. Cada vez que me detenía para ver el monitor, es decir, si había alguna respuesta del corazón, el aparato volvía a decir lo mismo. Cuando el paciente está en asistolia, el DEA no dispara. Recién lo hace cuando se recupera el ritmo. Si eso hubiera pasado el DEA lo hubiera censado e indicado que me alejara para volver a un ritmo normal”, explicó la testigo. También, refirió que el DEA que usó era de los bomberos.

“Lamentablemente no hubo ninguna respuesta. Cuando llegué al hospital hice el pase del paciente a otra doctora, Silvia Romero, que lo estaba esperando en shockroom”, siguió.

El fiscal le pregunta por la lesión en el cráneo de Fernando, descrita por el forense Duarte en la autopsia. La testigo dice que cuando hay una hemorragia cerebral masiva no hay posibilidad de sobrevivir. “El tronco encefálico es fundamental. El paro cardíaco irreversible: se puede estimular el corazón manualmente, pero no tiene estímulo propio. Lo mismo pasa con el sistema respiratorio. Es imposible que alguien sobreviva si tiene una lesión en un centro respiratorio o cardíaco”, siguió.

No se pudo volver a aplicar el desfibrilador, afirmó. Básicamente, nunca se pudo aplicar porque el aparato sirve cuando el corazón vuelve a funcionar.

Consultada sobre el estado de la víctima, sostuvo: “Tenía manchas de sangre en la nariz y la boca, pero no era abundante. No tenía camiseta, sí pantalón. Estaba tendido en el suelo y había mucha gente alrededor. Nadie me explicó qué era lo había sucedido”. Sobre las lesiones en rostro y cuello de la víctima, la testigo dijo que eran hematomas grandes y longitudinales. “Se veía una marca atípica, rara, en forma de zigzag del lado de la mejilla”, dijo. en referencia a la lesión compatible con la zapatilla luego atribuida a Máximo Thomsen.

Llegado el turno de preguntar de Hugo Tomei, el abogado defensor quiso saber cómo estaba equipada la ambulancia y cuántas personas había subido en la camilla a Fernando.

La testigo respondió: “La ambulancia tenía un respirador, un tubo de oxígeno, un DEA -que no se usó en este caso-, un maletín con medicación y elementos que se usan, como gasas. Fueron varias personas las que lo tomaron. Estoy segura de que el chofer, otro bombero más que reconocí porque es chofer del hospital y la enfermera. Al menos esas tres personas, estoy segura”, contestó.

Giribaldi, en cambio, no fue consultada ni expresó el momento exacto en que Fernando fue pronunciado legalmente sin vida.

Carolina Giribaldi, de blanco (Ezequiel Acuña)Los acusados, sin barbijo (Ezequiel Acuña)

Los imputados ingresaron a la sala a las 10:34.

Tras sentarse, rodeados por la custodia de rigor del SPB, los ocho rugbiers se quitaron los barbijos, tal como lo habían hecho la semana pasada: Máximo Thomsen fue el primero en hacerlo.

El barbijo no es obligatorio dentro de la sala de audiencias. Fue requerido por el Tribunal N°1 presidido por la jueza Claudia Castro en la primera audiencia. En cambio, si es parte del protocolo de traslado del SPB.

Carolina Silvana Giribaldi Larrosa, la médica ambulancista que llegó al lugar del hecho, es la primera testigo en declarar.

El forense Diego Duarte en el juicio a los rugbiers por el crimen de Fernando Báez Sosa.

Llegó a a los tribunales el forense Diego Duarte.

Marcos Pertossi, Marcial Thomsen y Sergio Viollaz, padres de los acusados, también arribaron al lugar.

Silvino Báez Sosa confirmó a este medio que él y su pareja estarán presentes en la sala esta mañana. Luego ingresó Tomás D’Alessandro, amigo de Fernando, que participó como testigo en el proceso la semana pasada. Es la cuarta audiencia que presencia.

Tomey y Emilia Pertossi, abogados defensores. (Ezequiel Acuña)

El fiscal Juan Manuel Dávila arribó a los tribunales. Aseguró que el foco de la jornada de hoy será la autopsia al cuerpo de Fernando, practicada seis horas después del crimen.

“El perito va a exponer cuáles son las causas de la muerte”, afirmó el fiscal.

Por la naturaleza del material que se va a exponer, la presencia de los padres de Báez Sosa se encuentra en duda. “La idea es que se estén, quizás salgan cuando entre el médico de la autopsia”, aseguran cerca de ellos.

Varios abogados se encuentran demorados por el fuerte tránsito en los caminos cercanos. Hugo Tomei llegó poco después de las 9:25.

Cortinas: el móvil del SPB que traslada a los rugbiers (Ezequiel Acuña)

Poco después de las 7:45, los ocho rugbiers acusados de matar a golpes a Fernando Báez Sosa llegaron a los tribunales de Dolores para la audiencia número seis del juicio en su contra, trasladados desde el penal de la zona, a diez cuadras de distancia.

Se esperan diez testigos a lo largo de la jornada. El primero será Diego Duarte, el autor de la autopsia realizada en la morgue del hospital de Pinamar y la también forense Silvana di Piero, encargada del estudio histopatológico que detalló las lesiones internas encontradas en el cadáver. Luego, será el turno de varios funcionarios judiciales y del MPF que actuaron en la causa, así como personal municipal que analizó cámaras de seguridad.

Carina Giribaldi, la médica ambulancista que asistió a Fernando frente al boliche Le Brique, se encuentra en la lista de la jornada.

También, un perito convocado por la querella de Fernando Burlando y los fiscales detallará análisis hechos a muestras de sangre de los imputados.

Duarte identificó un traumatismo severo de cráneo, un golpe muy fuerte en la cabeza que le provocó un sangrado interno y la muerte inmediata. En términos del expediente, aseguró que Fernando “habría fallecido por paro cardíaco, producido por SHOCK NEFROGÉNICO debido a TRAUMATISMO GRAVE DE CRÁNEO”.

El golpe, de acuerdo al diagnóstico, causó una “hemorragia masiva intracraneana intra-parenquimatosa sin fractura ósea”.

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