Desde el pasado año 2022 a la fecha decenas de empresarios y ejecutivos rusos han perdido la vida de manera extraña o sospechosa. El caso más reciente es el de la vicepresidenta del banco ruso Loko-Bank, Kristina Baikova, de 28 años, quien falleció el pasado 23 de junio al caerse por la ventana de su apartamento en Khodynsky Boulevard, Moscú. Según la Policía estaba con un amigo cuando se precipitó.

Grigory Klinishov era un físico nuclear ruso, considerado uno de los artífices de la bomba atómica en la Unión Soviética. La agencia estatal rusa de noticias TASS informó el pasado 24 de junio que el hombre de 92 años había sido encontrado sin vida en su apartamento de Moscú. Desde la misma se indicaba que parecía haberse suicidado, ya que su cadáver apareció ahorcado y con una nota presuntamente escrita por él.

El 8 de junio, el juez federal ruso Arteem Bartenev, de 42 años, fue hallado muerto tras caer 12 pisos desde la ventana de su apartamento en Kazán. Bartenev, casado y padre de dos hijas, había sido nombrado por decreto del presidente ruso, Vladimir Putin, el 14 de julio de 2022 y se ocupaba de casos administrativos y civiles.

La misteriosa muerte del viceministro de Ciencia, Pyotr Kucherenko, de 46 años, cuando regresaba a Moscú en un avión, luego de participar en la XX sesión de la Comisión Intergubernamental Cuba-Rusia, fue la que marcó en mayo la serie de extraños decesos entre las élites rusas.

“Kucherenko se sintió mal mientras viajaba en un avión con una delegación rusa que regresaba de un viaje de negocios a Cuba. El avión aterrizó en la ciudad de Mineralnye Vody, donde los médicos intentaron brindarle asistencia”, dijo el ministerio en un comunicado.

Tras ser acusado de aceptar sobornos, el magnate de la energía rusa, Igor Shkurko, el 5 de abril medios internacionales anunciaban que fue encontrado muerto en la celda en la que se encontraba detenido, en una cárcel ubicada en la provincia de Yakutsk. Shkurko era el director general de la compañía de energía Yakutskenergo, y fue acusado de pedir un soborno por alrededor de 113 mil pesos, algo que el empresario rechazaba.

A finales de febrero, el secreto ex espía ruso y magnate del petróleo, Viatcheslav Rovneiko, de 59 años, murió en circunstancias misteriosas cerca de Moscú: fue «encontrado inconsciente» a altas horas de la noche en su casa en un pueblo cerrado de élite.  Rovneiko era cercano al jefe de inteligencia exterior de ladimir Putin.

El 16 de febrero otra alta funcionaria del Ministerio de Defensa ruso fue hallada muerta en extrañas circunstancias. Marina Yankina, de 58 años, saltó por la ventana de un 16 piso en el que vivía en San Petersburgo. Yankina ejercía como directora financiera del Distrito Militar Occidental de Rusia. Anteriormente, había trabajado en el Servicio Fiscal Federal y fue también vicepresidenta del Comité de Relaciones Inmobiliarias de San Petersburgo.

Días antes de este suceso, el general de división ruso Vladimir Makarov, de 72 años, fue hallado muerto en extrañas circunstancias, a solo un mes de haber sido despedido del Ministerio del Interior. Makarov fue encontrado a las afueras de Moscú, en el pueblo de Golikovo. «Los cuerpos de seguridad nos dijeron que se suicidó».

A finales de enero, Dmitry Pawochka, de 49 años, quien estaba asociado con Sukhoi, Menatep, Lukoil, Rusdragmeta y otras importantes empresas rusas, fue encontrado calcinado por los bomberos que combatían el incendio en el complejo residencial de élite. Según los primeros informes, el incendio se produjo después de que Pawochka se durmiera con un cigarrillo.

Magomed Abdulaev, de 61 años, expresidente del Gobierno de la República de Daguestán, murió el 5 de enero en un hospital tras ser atropellado por un coche mientras cruzaba una calle.

De igual modo, el pasado año ese tipo de muertes misteriosas encabezaron los titulares de la prensa rusa, superando la veintena de casos, siendo el de Alexéi Maslov, ex Jefe de las Fuerzas Terrestres Rusas y representante especial de Uralvagonzavod, el que cerró la lista de ese año, el 24 de diciembre. Falleció «inesperadamente» en un hospital militar, sin que las autoridades de salud especificaron la causa.