Ya sea a la ofensiva o en la defensa, Robinson Canó tenía el talento de rondar el nivel de la excelencia en el béisbol.
Probablemente para eso nación el intermedista, uno de los mejores de esa posición en la historia y, al menos en el campo defensivo, parece que relaja. Eso sí, en el buen sentido.
“Claro, digo que sí, con eso se nace”, señala Canó. “Dios me dio un don, una habilidad, que gracias a Él la pude aprovechar al máximo, ya que a mí me encanta prepararme tanto a la defensiva como a la ofensiva”.
Y si se trata de tomar advertencias con el fin de mejorar, entonces acude a un buen árbol: Derek Jeter.
“Aprendí algo de (Derek) Jeter que siempre me decía, no te sientas seguro. Y eso fue lo que siempre tenía en mente y me gusta no ser el mejor, pero me gusta tener los mejores”, señala el dominicano.
Canó recorrió 17 temporadas en las Grandes Ligas, nueve de ellas con los Yankees de Nueva York donde combinó con Jeter, el jardinero corto estupendo también en los dos lados del juego.
“Me gusta hacer mi trabajo. O sea, que el día que yo no haga mi trabajo sea porque Dios entendió que ese año no me correspondía tener un buen año, no porque Robinson Canó no se preparó”, manifestó el jugador, que viene de ser el Jugador Más Valioso en la Liga Mexicana de Béisbol y jugaría en días más adelante con las Estrellas Orientales.
El trabajo extra
Canó reconoce que siempre se trabaja “extra”. Para ser honesto, no hay otra forma para mantenerse en el exigente nivel de las Grandes Ligas.
“Uno siempre trabaja extra”, dice.
Pero además él añade otro factor. “Yo era de los que siempre también decía o miraba, qué fue lo que más daño me hizo”, señala. “Por ejemplo, esta temporada, ya sea el picheo afuera o el pegado, y entonces me enfocaba y trabajaba ese extra en eso”.
Canó es un bateador de .301 en las Grandes Ligas.
El petromacorisano agrega otro aspecto al que le dedicó, o dedica, sus esfuerzos. Se trata de la velocidad.
No es reconocido como uno de los mejores corredores en su momento, pero igual prestaba atención a esa faceta.
“Yo sabía que no era un corredor rápido, yo me preparaba como si fuera un corredor rápido para que las piernas pudieran aguantar la temporada, más los playoffs y la serie mundial”.
Además de la preparación física, también dedica tiempo a observar sus propios videos, algo muy de moda entre los deportistas. “Veo mis propios video”, dice. “Veo que estoy haciendo bien, qué debo mejorar”. Observa que cuando decida jugar en República Dominicana, “una semana antes o menos o más, yo veo videos todos los días”. La razón es sencilla y el cierre de la misma es genial. “Porque le voy mandando un mensaje al cerebro del juego. Ahí me voy viendo todo, lo bueno que yo he hecho en el béisbol”, señala. Y entonces, con una sonrisa, concluye con esta expresión tras observar los videos: “Y también me recuerda lo bueno que soy”.