El famoso Observatorio de Arecibo tuvo sus orígenes en una idea del profesor William Gordon de la Universidad de Cornell (Ithaca, Nueva York, Estados Unidos) para observar objetos estelares y recolectar datos radioastronómicos. Este observatorio, durante sus años de actividad, fue el mayor telescopio jamás construido gracias a sus 305 metros de diámetro, pero, en agosto de 2020, un cable auxiliar se partió y produjo daños en el plato principal del telescopio y, en noviembre de ese mismo año, un segundo cable se rompió y atravesó la antena principal.
Por si fueran pocos los problemas, al mes siguiente, se rompió uno de los cables que formaba parte de la estructura de soporte, derribando el mismo radiotelescopio al plato y provocando daños irreparables a su estructura.
Por consiguiente, debido a los numerosos problemas que hicieron temer un derrumbe catastrófico, hace cuatro años, la agencia gubernamental National Science Foundation revisó los informes de diversos equipos de ingeniería y publicó su intención de desmantelar el Observatorio de Arecibo ante la imposibilidad de reparar los daños sufridos. Además, en agosto del año pasado, se produjo el cierre definitivo del centro al no ser reconstruido.
Pero, ¿quiénes fueron los principales protagonistas del colapso que provocó el fin del Observatorio de Arecibo? Tras una investigación elaborada por la Fundación Nacional de Ciencias y la Universidad de Florida Central, el informe oficial detalla que una desintegración de zinc fue la causa de los fallos en los cables.
El estudio detalla que, «después de analizar los datos y las extensas y detalladas investigaciones forenses encargadas por la Universidad de Florida Central y la Fundación Nacional de Ciencias, el consenso del comité es que la causa principal del colapso del Telescopio de Arecibo fue una falla acelerada y sin precedentes a largo plazo inducida por el deslizamiento de zinc en los conectores de los cables del telescopio». Además, el informe concreta que «la falla estructural del telescopio probablemente comenzó en 2017, cuando el huracán María golpeó el Observatorio».
¿Se podría haber evitado el colapso?
El informe indica que se realizaron inspecciones después del paso del huracán, sin embargo, no se consideró que hubieran daños que pusieran en peligro la integridad estructural del Observatorio. Aun así, «se ordenaron inspecciones», a pesar de que se demoraron bastantes años.
Tal y como detalla la investigación, las inspecciones estaban «destinadas a reemplazar componentes y un cable principal que, en última instancia, nunca falló», lo que sugiere que las reparaciones no habrían evitado el colapso final del plato reflector del Observatorio. Además, el informe señala que el deslizamiento del zinc no fue identificado durante la inspección posterior al huracán, lo que significa que los ingenieros no habrían considerado la degradación como origen de un posible colapso.