Usuarios y residentes en el municipio de Boca Chica han reportado cambios en la marea desde el domingo pasado, un fenómeno que estaría vinculado a un efecto de atracción entre la luna y la tierra y no guarda relación con el sismo de magnitud 7.6 registrado el sábado.
Así lo indicó el ingeniero Osiris de León al ser consultado sobre las causas del fenómeno, que fue la causa de que las autoridades de Boca Chica retiraran a las personas de la línea de playa y las calles aledañas el fin de semana, según informaron lugareños a este medio.
“Son situaciones normales de la marea, que siempre responde a una interacción entre la luna y la tierra, no está vinculado en este caso el tema de sismicidad (…) la marea siempre sube y en otros momentos baja”, indicó el geólogo.
Agregó: “Por eso se ve que cada día se reporta la pleamar (máxima altura del nivel del mar) y la baja mar (mínima) y eso (los cambios) van a depender de las cuatro fases de la luna: nueva, llena, cuarto creciente y cuarto menguante”.
“En la medida en que está alineado, el efecto gravitacional es distinto y el comportamiento de la marea es distinta”, sostuvo el experto, quien reconoció que cuando se producen eventos sísmicos importantes en la región generan preocupación en la población al ver cambios en la marea. “Es ahí donde uno tiene que hacer la debida aclaración a la población para que no haya pánico”, indicó.
De León sostuvo que existen circunstancias en las que se ha dado un proceso inverso: “la marea ha subido, ha entrado algunos restaurantes que tenemos en zonas costeras, la gente se ha asustado y hemos dicho que es un efecto de marea por corriente, pero no un efecto de tsunami”.
¿Fue necesaria alerta de tsunami?
De León hizo referencia a la alerta de tsunami emitida el pasado sábado por las autoridades: “Hay profesionales e instituciones que entienden que tan pronto hay un gran terremoto, lo primero que hay que hacer, en lo que se averigua el caso, es emitir una alerta de tsunami. Yo no coincido con ese planteamiento, porque ese planteamiento puede llevarle pánico a la gente y producir más daño que bien”.
A juicio del geólogo, “la alerta debe colocarse después que un equipo científico de alto nivel que domina a profundidad el tema de geociencias y sismicidad ha revisado el lugar donde se ha producido el evento sísmico. Y con un criterio crítico llega a la conclusión de que sí procede emitir una alerta”.
Sostuvo que resulta imperativo que se revisen cuatro variables tras registrarse un evento sísmico de gran magnitud: “número uno, la magnitud, si es superior a siete, entonces ya es importante. Segundo, si el epicentro está en el mar o no, porque si no está en el mar no hay tsunami”.
La tercera variable está relacionada con la profundidad hipocentral, “es decir el foco donde la roca rompió ¿Es de menos de 15 kilómetros o es mucho más profundo? Si es de menos de 15 km, ya uno se preocupa. Si está en el mar. Pero en este caso eran 33. Y cuarto, ¿cómo se mueve la falla? Si se mueve como un rebote vertical o si se mueve como un desplazamiento horizontal. En este caso, el punto donde la falla rompió se mueve de manera horizontal, no vertical. Y como se mueve de manera horizontal, no empuja la masa de agua hacia arriba”.
El especialista concluyó que actualmente “no tenemos por qué preocuparnos por el evento sísmico que ocurrió anteanoche porque lo que iba a ocurrir, si hubiese ido a ocurrir, ocurría esa noche. Es decir, el efecto no es demorado, simplemente es instantáneo”.