La NASA continúa con los preparativos del programa Artemis, destinado a llevar astronautas a la Luna por primera vez en medio siglo; sin embargo, este esperado proyecto lleva acumulando retrasos desde hace años, ya sea por motivos técnicos, económicos o humanos. Tal y como anunció la agencia espacial estadounidense a principios del pasado diciembre, la misión Artemis III, que prevé el alunizaje tripulado, se pospone hasta mediados de 2027, mientras que Artemis II, que enviará una tripulación a orbitar la Luna, se retrasa hasta abril de 2026.
Hasta que no se cumplan con los cronogramas establecidos, la NASA tampoco podrá poner la vista en Marte, aunque el presidente Donald Trump haya prometido llevar humanos al planeta rojo en cuatro años. Sin embargo, pese a que estas dos misiones parecen que están fuera del alcance del sector aeroespacial, la agencia estadounidense sigue avanzando en ambos proyectos para alcanzar las superficies lo antes posible, por ello, ha puesto a prueba un nuevo combustible para reactores nucleares.
Junto a General Atomics Electromagnetic Systems (GA-EMS, por sus siglas), se ha ejecutado con éxito varias pruebas significativas de «alto impacto» en el Centro Marshall para Vuelos Espaciales (MSFC) de la NASA, de esta manera, ambas entidades avanzan en el desarrollo de la tecnología de reactores de Propulsión Térmica Nuclear (NTP, por sus siglas) para las futuras misiones de transporte cislunar y espacio profundo, incluidas las misiones humanas a Marte.
Se quiere lograr una «propulsión térmica nuclear segura y confiable»
Scott Forney, presidente de GA-EMS, anuncia en un comunicado oficial que «los resultados de las pruebas recientes representan un hito crítico en la demostración exitosa del diseño de combustible para reactores NTP. El combustible debe sobrevivir a temperaturas extremadamente altas y al entorno de gas hidrógeno caliente que normalmente encontraría un reactor NTP que opera en el espacio. Estamos muy alentados por los resultados positivos de las pruebas que demuestran que el combustible puede sobrevivir a estas condiciones operativas, acercándonos a la realización del potencial de la propulsión térmica nuclear segura y confiable para misiones cislunares y de espacio profundo».
Según las afirmaciones, las pruebas demostraron que el combustible puede soportar las duras condiciones de los vuelos espaciales, ya que, para probar el combustible, General Atomics tomó las muestras y las sometió a seis ciclos térmicos que utilizaban hidrógeno caliente para aumentar rápidamente la temperatura a 2600 grados Kelvin o 4220 grados Fahrenheit.
Por otro lado, se realizaron pruebas adicionales con distintas características de protección para proporcionar más datos sobre cómo las diferentes mejoras del material perfeccionan el rendimiento en condiciones similares a las de un reactor.
Ante tal éxito, General Atomics reconoce que está «entusiasmado» de continuar su colaboración con la NASA a medida que prueba el combustible para cumplir con los requisitos de rendimiento para futuras arquitecturas de misiones cislunares y a Marte.
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