El papa Francisco, que el domingo regresó a su residencia en el Vaticano tras más de cinco semanas hospitalizado, se recupera haciendo rehabilitación al tiempo que trabaja en sus «actividades profesionales» y concelebra la misa, afirmó el martes el Vaticano.
Francisco continúa su tratamiento farmacológico y la fisioterapia, en especial la rehabilitación respiratoria «para recuperar completamente el uso de la respiración y el habla», dijo a los periodistas el servicio de prensa del Vaticano, sin especificar cuándo realizará su próxima aparición pública.
Tras 38 días de hospitalización por una doble neumonía que puso su vida en peligro dos veces, el papa argentino de 88 años regresó el domingo a la Casa de Santa Marta, la residencia donde vive.
El papa concelebra la misa en la capilla situada en la segunda planta del edificio, pero en los últimos dos días no ha tenido visitas «aparte de sus colaboradores más cercanos», precisó el Vaticano.
Etapa de recuperación
El pontífice debe estar convaleciente al menos dos meses tras su larga hospitalización por el problema de salud más grave desde su elección en 2013. Su pronóstico vital fue «reservado» durante varios días.
Francisco no presidirá el miércoles la tradicional audiencia general semanal y el texto de su catequesis se transmitirá por escrito, informó el Vaticano, que apunta a que «probablemente» tampoco estará presente en la oración del ángelus del domingo.
La primera aparición pública desde su hospitalización, el 14 de febrero, fue el pasado domingo, cuando Jorge Mario Bergoglio apareció debilitado y con la voz frágil saludando a la multitud desde el balcón del hospital.
Este martes, el doctor Sergio Alfieri, responsable del equipo médico del papa en el hospital Gemelli, reveló que en el momento más crítico se encaró la posibilidad de interrumpir el tratamiento.
«Era terrible, pensábamos verdaderamente que no lograríamos» salvarlo, declaró Alfieri en una entrevista al diario Corriere della Sera, al referirse a la crisis respiratoria con vómitos que el papa sufrió el 28 de febrero.
Alfieri explicó también que el papa, que nunca perdió la lucidez, delegó las decisiones a su asistente médico personal, Massimiliano Strappetti, en quien tiene una total confianza.
Massimiliano Strappetti nos dijo «intenten todo, no abandonen» y «nadie abandondó», contó Alfieri.