“Yo tengo presión desde que nací, es lo que la gente no entiende. No la he sentido, pero sé que la tengo. Desde que pusieron (en el acta de nacimiento) el nombre Vladimir Guerrero Ramos, que grité el primer “¡ña!, ya yo tenía un peso arriba, de una vez”.
Esas revelaciones que hizo el hijo mayor del inmortal a Yancen Pujols, en Florida, el mes pasado, describen la pesada losa que ha cargado desde que el mundo comenzó a verlo, “gateando”, de compañía de su progenitor en Juegos de Estrellas a principio de siglo. Tanto parecido, tanto amor por el juego hacía presagiar que podía haber un gran talento.
Pero Vladdy Jr., ha estado a la altura, ha demostrado en casi una década como profesional que si su padre le transfirió su ADN premium beisbolero no era para sentarse a esperar que los resultados llegaran porque sí.
Superó con notas tan altas cada asignatura; fue prospecto número uno de todo el béisbol, lleva cuatro visitas al Juego de Estrella, Guante de Oro, temporada de 48 jonrones y fue segundo al MVP.
Unas respuestas con tan alta calificación que convenció a los ejecutivos de los Azulejos para que le otorgaran el tercer contrato más grande de la historia del béisbol. A sus 26 años, ha logrado una extensión de 500 millones de dólares por 14 temporadas, pendiente de superar el examen físico.
Solo los contratos de Juan Soto (765 millones) y Shohei Ohtani (700 MM) superan en tamaño al que rubricará Guerrero.
El rumor que calentó el fin de semana se filtró de fuentes confiables al caer la noche del domingo y en la madrugada del lunes se adueñó de los titulares. El mundo del béisbol se desayunó con la noticia, una que el mismo jugador trató de esquivar hasta el domingo en la noche cuando salió del Citi Field donde su equipo fue barrido por los Mets de Nueva York.
El pacto mayor que firmó Guerrero padre fue de 70 millones de dólares por cinco temporadas con los Angelinos, en enero de 2004. A la fecha, ese monto sería de 118.2 millones de acuerdo al US Inflation Calculator. Una señal de cómo se ha transformado la industria este siglo.
Inversión con mucho sentido
En su casi medio siglo de historia el compromiso económico mayor que hizo la organización canadiense fue el de 150 millones de dólares por seis años a George Springer en 2021.
Tras fallar en conseguir a Ohtani y Soto, tras poner en duda el potencial de Guerrero Jr., ese invierno 2023-2024 cuando llegaron ante un juez por una disputa de menos de US$2 millones, la temporada de rebote que tuvo Vladdy Jr., en 2024 convenció a la oficina del Rogers Centre de que había que agotar todos los recursos en retener a un jugador especial.
A todos los argumentos beisbolero que hacen de Guerrero Jr., uno de los mejores bateadores de la actualidad, como la fuerza de sus batazos, el alto porcentaje de contacto que ha convertido en imparables, en carreras remolcadas, el inicialista tiene el intangible que nació en Canadá, el mercado de 35 millones de potenciales fanáticos que tiene la organización.
Fichar a Guerrero Jr., (y a largo plazo) era visto como la zapata y columnas del proyecto de unos Blue Jays que ya han visto pasar 31 años desde su última corona de Serie Mundial.
Retener al torpedero Bo Bichette ayudaría, pero si este se sale del alcance y a julio no hay opciones de competir en el Este o el Wild Card se postula para ser pieza de cambio y fortalecer una finca que aparece entre las peores 10 de toda la MLB.