De enero a abril de 2025, más de 1,600 escuelas se vieron obligadas a cerrar debido a la violencia armada en Haití, según un informe reciente de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
Las escuelas, que se supone que son lugares de seguridad y aprendizaje, se han convertido en blancos fáciles para los grupos armados, lo que ha llevado a su cierre y ha privado a miles de niños de su derecho a la educación, poniendo de relieve el impacto devastador que tiene la inseguridad en el sistema educativo del país.
Los departamentos más afectados por esta crisis son el Centro, el Oeste, Artibonito y el Norte, donde los enfrentamientos armados y los actos de violencia han creado un clima de miedo e inestabilidad.
Según OCHA, este cierre masivo de escuelas tiene graves repercusiones en las comunidades afectadas.
Los niños, ya vulnerables, quedan sin acceso a la educación, lo que los pone en riesgo de marginarlos aún más y exponerlos a otros peligros como el trabajo infantil, el matrimonio precoz y la delincuencia. Mientras tanto, los docentes se enfrentan a un futuro incierto, con sus medios de vida amenazados por el cierre de escuelas.
La situación es aún más preocupante porque la violencia armada en Haití sigue aumentando y los grupos armados luchan por el control de territorios estratégicos.
Esta inestabilidad política y social ha provocado un aumento de secuestros, homicidios y violencia, haciendo al país cada vez más peligroso, especialmente para niños, niñas y adolescentes, de acuerdo con informaciones recopiladas por el periódico Le Nouvelliste.
Falta financiamiento
El Plan de Respuesta Humanitaria 2024 para Haití prevé más de 61 millones de dólares para apoyar la educación.
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Según OCHA, hasta el 15 de mayo de 2025 solo se han recibido menos de 6 millones, pese al agravamiento de la crisis.
“El apoyo urgente es esencial para evitar una crisis educativa generacional”, advierte OCHA a través de la página web de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Entre las prioridades, la ONU cita la creación de espacios temporales de aprendizaje, la distribución de kits escolares para 100 mil niños, apoyo psicosocial a estudiantes y profesores, mejor acceso al agua y al saneamiento, así como medidas para asegurar las escuelas.