Por mucho tiempo, batear desde el lado derecho del plato fue el talón de Aquiles de Jasson Domínguez. El joven prospecto dominicano, cuyo ascenso ha estado marcado por el entusiasmo y las expectativas, enfrentaba serias dudas sobre su futuro como bateador ambidiestro. Hoy, esa historia comienza a cambiar.
Durante los primeros meses de la temporada, los números eran demoledores: hasta el 5 de mayo, Domínguez apenas conectó tres hits en 36 turnos contra lanzadores zurdos, dejando un promedio de bateo de .083 y un OPS de .381 desde el lado derecho. En otras palabras, ineficaz. Sin embargo, algo comenzó a hacer clic.
Desde el 6 de mayo, el jardinero de 21 años ha registrado una mejoría significativa. Acumula 11 imparables en 34 turnos desde el lado derecho, con un OPS de .856 en ese tramo. Es una muestra pequeña, sí, pero es una muestra que importa.
No solo por el cambio en las estadísticas, sino por lo que implica: una evolución en su enfoque, su confianza y su capacidad para ajustar.
De la frustración al progreso
Dentro y fuera de la organización de los Yankees, las voces críticas llegaron a plantear si era hora de abandonar el experimento como bateador ambidiestro. El desarrollo parecía estancado. La incomodidad al enfrentar zurdos era evidente. Pero el equipo mantuvo la apuesta, y Domínguez también.
Hoy, esa decisión empieza a dar frutos.
Sus números del lado izquierdo siguen siendo sólidos —con un wRC+ de 127 frente a lanzadores derechos—, pero la brecha con su desempeño como derecho comienza a cerrarse. El wRC+ contra zurdos ha subido a 76. Aún hay terreno por recorrer, pero ya no se trata de un bache sin salida. La tendencia es positiva, y eso cambia el panorama.
Los ajustes no han sido solo mecánicos. Quienes lo siguen de cerca notan una nueva serenidad en el plato. Deja pasar lanzamientos que antes perseguía sin convicción. Hace contacto con pitcheos que solía fallar. No es suerte: es aprendizaje en tiempo real.
Un bateador más completo
En este tramo reciente, Domínguez no se ve como un prospecto forzando jugadas. Se ve como un pelotero que entiende el juego, que procesa los turnos con madurez. Y para los Yankees, eso es oro.
El club no necesita que Domínguez se convierta en un José Ramírez desde ambos lados del plato. Pero si logra mantenerse competitivo desde la derecha, su valor crece exponencialmente. En una alineación cargada de poder zurdo, tener a un switch-hitter que aporta balance podría ser determinante.
La comparación puede parecer poética, pero tiene sentido: enseñarle a un pianista a usar ambas manos puede parecer innecesario al principio. Hasta que logra armonía.