La remodelación de varias instalaciones deportivas para los Juegos Centroamericanos y del Caribe Santo Domingo 2026 (del 24 de julio al 8 de agosto) ha traído consigo la tala de cientos de árboles en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte.
Visitantes frecuentes y defensores del medioambiente han levantado su voz en contra de las podas, cuestionando el impacto ecológico del proyecto. La intervención forma parte de una renovación general que incluye la ampliación de dos estadios -uno de béisbol y otro de softbol-, además de mejoras viales internas y accesos peatonales.
Según una fuente con conocimiento de las obras, cerca de tres mil árboles serán removidos. Aunque en el Centro Olímpico conviven más de 10 mil especies arbóreas, la cifra proyectada representa un golpe importante para ese pulmón verde del Distrito Nacional.
Frente al Palacio del Voleibol ya han sido derribados varios árboles. Las raíces, en algunos casos, habían dañado tuberías de agua y sistemas eléctricos subterráneos, como se comprobó durante la rehabilitación del Estadio Olímpico Félix Sánchez.
Una propuesta sugería reubicar algunos de los árboles en áreas perimetrales del complejo, pero hasta el momento no ha sido aceptada.
Obstáculos
Con el paso del tiempo, el Centro Olímpico fue perdiendo muchas de sus veredas. En algunos sectores, árboles fueron plantados en espacios que, de construirse nuevas sendas, quedarían justo en medio del paso peatonal.
Tal es el caso en el área frontal del Estadio Félix Sánchez, donde no hay aceras visibles hasta las proximidades del Palacio de los Deportes. Más allá del velódromo también se constató la presencia de árboles en lo que correspondería al borde de las veredas.
Los nuevos estadios
La ampliación de los parques de pelota responde a exigencias internacionales, según se indicó, pero no ha sido posible obtener declaraciones del presidente de la Federación Dominicana de Béisbol, Juan Núñez, para conocer los detalles técnicos de los nuevos terrenos de juego.
Accesibilidad e inclusión
Una de las metas del proyecto es construir veredas inclusivas, adaptadas para personas con movilidad limitada o discapacidad visual.
Para ello se contempla la instalación de aceras podotáctiles. Sin embargo, la falta de senderos adecuados ha obligado durante años tanto a videntes como a invidentes a desplazarse por la calzada -es decir, la vía destinada a los vehículos- lo que supone un alto riesgo.
Falta de socialización
La falta de comunicación clara sobre el alcance de las intervenciones con las instituciones que organizan los Juegos ha incrementado el malestar social. Los trabajos están a cargo del Ministerio de Medio Ambiente y el Ministerio de la Vivienda y Edificaciones.