El gobierno mexicano justificó este miércoles la entrega de 26 presuntos narcotraficantes a Estados Unidos como una medida de seguridad nacional, al señalar que esas personas seguían delinquiendo desde prisión y buscaban su libertad mediante argucias.
Los señalados capos fueron enviados el martes a varias cárceles estadounidenses y entre ellos figuran miembros de los cárteles Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Sinaloa, dos de las organizaciones del narcotráfico más poderosas del país.
El traslado se produjo en medio de las presiones del mandatario estadounidense, Donald Trump, para que México detenga el contrabando de drogas a su territorio, en particular del letal fentanilo, so pena de imponer elevados aranceles.
«Esta acción se realizó como medida para impedir que, desde prisión, continuaran ordenando secuestros, extorsiones, homicidios y otros delitos», dijo en conferencia de prensa el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch.
El funcionario añadió que estas personas operaban de esta forma gracias a las visitas que recibían en la cárcel, que no se pueden prohibir.
«Estas interacciones eran aprovechadas para mantener operaciones criminales, amenazas a funcionarios y extender redes de corrupción e intimidación, lo que representaba un riesgo inaceptable para la seguridad», sostuvo el secretario.
Entre los presuntos capos enviados a Estados Unidos está Abigael González Valencia, jefe de «Los Cuinis«, considerado el brazo financiero del CJNG y cuñado del líder de grupo criminal, Nemesio Oseguera («El Mecho»).
Otro de los enviados es Servando Gómez Martínez, apodado «La Tuta«, quien fuera uno de los jefes La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios. Es señalado de promover una escalada de violencia y la saña con la que actúan los narcotraficantes.
«Por la seguridad de México«
Harfuch dijo también que varios de los presuntos criminales estaban tramitando amparos para conseguir su traslado a «penales estatales menos vigilados» y que existía el riesgo de que algunos de ellos consiguieran su «libertad anticipada«.
En febrero, México ya había entregado a 29 de sus más notorios capos de las drogas, entre ellos el veterano Rafael Caro Quintero, señalado por el homicidio del agente de la DEA Enrique «Kiki» Camarena» en 1985.
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, reafirmó este miércoles temprano que la entrega se produjo «por la seguridad de México«.
«Son decisiones soberanas», agregó Sheinbaum en su habitual rueda de prensa matutina.
«No tiene que ver con una petición (de Estados Unidos), aunque en muchos de ellos hay peticiones» de extradición, sostuvo.
La mandataria dijo que la entrega tampoco está relacionada con un acuerdo de seguridad que está negociando su gobierno con Estados Unidos.
Washington designó a los principales cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, en febrero pasado.
Toneladas de drogas
El Departamento de Justicia estadounidense acusó el martes a los 26 supuestos criminales de haber introducido a ese país «toneladas de peligrosas drogas, como cocaína, metanfetaminas, fentanilo y heroína».
La entrega se produjo tras reportes periodísticos, la semana pasada, según los cuales Trump ordenó utilizar al ejército de ese país contra los cárteles de la droga. El gobierno mexicano dijo entonces que «no aceptaría la participación de fuerzas militares estadounidenses» en su territorio.
Este miércoles se reportó el sobrevuelo de un dron estadounidense en una población del central estado de México. Al respecto, Harfuch mencionó que esos aparatos vuelan por petición del gobierno mexicano.
«Vuelan, específicamente, en apoyo y colaboración para investigaciones que tenemos», dijo.
Los 26 presos fueron entregados bajo un procedimiento legal abreviado, que excluye instancias previstas en los casos de extradición.
El gobierno de Sheinbaum justifica este tipo de medidas, al señalar que algunos narcos recuperan la libertad con ayuda de jueces corruptos.