Santo Domingo. – Si últimamente sientes irritación, fatiga o estrés, puede que la causa esté más cerca de lo que imaginas. Aunque parezca imposible de creer, los constantes apagones que han afectado durante semanas a la República Dominicana, pueden tener un impacto negativo en la salud de la población.
Según la doctora Mircia Pacheco de Ramírez, la reiterada interrupción del servicio eléctrico en un contexto de calor intenso, actúa como un estresor ambiental crónico que afecta directamente la salud mental.
“Los apagones no solo generan incomodidad física; producen disrupción circadiana, alteran el sueño reparador y favorecen la activación del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, con mayor liberación de cortisol (hormona del estrés)”, explicó a este medio, la psiquiatra y terapeuta familiar.
Conforme a la especialista, esto se traduce en un aumento de irritabilidad, inestabilidad emocional y fatiga. Asimismo, declaró que la literatura científica confirma que el calor nocturno eleva significativamente la probabilidad de sueño insuficiente, un factor estrechamente vinculado con un deterioro en la regulación emocional, mayor reactividad y reducción de la capacidad para afrontar la vida diaria.
Además, indicó que la oscuridad, el ruido de plantas eléctricas y la percepción de inseguridad generan un estado de hipervigilancia, característico de la ansiedad anticipatoria, que erosiona el bienestar psicológico y la percepción de control.
Estrés poblacional
Según la doctora, cuando los apagones son frecuentes, se produce una forma de estrés repetitivo e incontrolable, que es un predictor conocido de síntomas ansiosos y depresivos.
A su vez, señaló que los cortes de energía producen aumentos consistentes en ansiedad, estrés percibido y malestar subjetivo.
“En salud mental sabemos que la privación de sueño y la sensación de falta de control son dos disparadores centrales de episodios depresivos y ansiosos. En el caso de los trastornos bipolares, la pérdida de sueño inducida por apagones nocturnos puede precipitar episodios maníacos o hipomaníacos. Asimismo, estudios realizados indican que temperaturas mensuales más altas se asocian con mayores tasas de suicidio, lo que muestra cómo el calor sostenido y la inestabilidad ambiental se convierten en factores de riesgo para la salud mental poblacional”, precisó.
Los más afectados
Los grupos con mayor vulnerabilidad incluyen a pacientes con trastornos mentales graves como esquizofrenia, bipolaridad y depresión mayor, por su susceptibilidad a descompensaciones frente a factores ambientales.
De igual manera, los adultos mayores, embarazadas y niños, que poseen menor capacidad de termorregulación, así como los usuarios de psicofármacos como antipsicóticos, litio y anticolinérgicos, ya que estos medicamentos afectan la sudoración, la regulación de la sed o la función renal.
Tal como afirmó Pacheco de Ramírez, en estos casos, los apagones prolongados no son solo una molestia, ya que constituyen un factor precipitante y clínicamente relevante que puede desencadenar crisis de ansiedad, episodios depresivos o maníacos, e incluso aumentar el riesgo suicida en contextos de vulnerabilidad social y climática.
Asimismo, subrayó que la ciencia demuestra que el calor extremo y los apagones frecuentes no son solo incomodidades, son riesgos comprobados para la estabilidad anímica, la salud psicológica y la salud en general, especialmente en poblaciones vulnerables.
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