Las luces volvieron a encenderse en el Aeropuerto Internacional de Las Américas Dr. José Francisco Peña Gómez (AILA), y con ellas, el ruido habitual de maletas rodando por los pasillos. Sin embargo, las quejas siguen persistiendo, aún hay pasajeros que continúan esperando por despegar y regresar a sus destinos tras los retrasos y cancelaciones provocados por una falla eléctrica que afectó las operaciones durante casi nueve horas del domingo 21 de septiembre.
Uno de esos casos es el de Angel Lory, pasajera de la aerolínea Delta, quien en la mañana este lunes se encontraba en fila esperando poder abordar.
“Estamos desde ayer aquí , la excusa que ellos dicen es que la tripulación está muy cansada. Nos han cambiado tres veces el horario del vuelo, ayer fueron cinco veces con la falla y hoy en lo que de día tres veces”
Lory aseguró que inicialmente su vuelo estaba programado para las 12:00 del mediodía del lunes, pero fue reprogramado primero para la 1:30 de la tarde y posteriormente para las 2:00 de la tarde.
Por los retrasos, señaló que tampoco pudo cumplir con sus compromisos laborales. A su lado, se encontraban otros tres pasajeros quienes también expresaban su descontento por la misma situación.
“Los que estaban con nosotros están en el hero todavía que no han salido. Yo quiero llegar ya, uno durmió aquí y eso no es fácil”, afirmó Angel Lory.
Las pasajeras Miguelina Mercedes y Rita Rosas, de la referida aerolínea, explicaron que llegaron al Aeropuerto Internacional de Las Américas alrededor de las 11:00 de la mañana del domingo, y desde entonces vivieron una odisea y noche sin descanso y sin información.
Indicaron que finalmente, cerca de las 3:00 de la tarde, fueron trasladadas a otra área y les cambiaron el vuelo. Sin embargo, cuando parecía que finalmente abordarían, a las 2:00 de la madrugada le notificaron que el vuelo había sido cancelado.
Las enviaron a un hotel cercano, pero llegaron pasadas las 5:00 de la mañana, y les informaron que serían recogidas a las 9:00 mañana para regresar al aeropuerto, recogida que según afirmaron nunca ocurrió.
“Estamos aquí porque cogimos un taxi porque nunca regresaron a recogernos en la guagua”, señaló Rita Rosas.
Además del mal rato, el retraso le provocó consecuencias en su trabajo. Rita debía presentarse a su lugar de labor a las 7:00 de la mañana. Las mujeres afirmaron que tuvieron por la situación tuvieron gastos extra en transporte.
Otro afectado fue el pasajero Porfirio Aquino, quien aguardaba por un vuelo cancelado. Explicó que su salida estaba programada para el domingo a las 9:00 de la mañana, por la aerolínea Jet Blue, pero por los imprevisto tampoco pudo llegar a su destino, New York.
Señaló que se enteró de la situación por una llamada de sus familiares desde el extranjero y al llegar al aeropuerto, donde les informaron que su vuelo sería reprogramados para el día siguiente.
“A mi no me avisaron nada, cuando fui le cogieron el pasaporte y me dijeron que mi vuelo estaba cancelado para hoy, pero la aerolínea no me pagó pasaje. De Nueva York, mi hija me llamó y me dijo: Papi se fue la luz en el Aeropuerto y eso fue lo último que yo supe y cuando entré también se fue. Este Gobierno tiene que hacer algo con este país, ¿cómo en un aeropuerto como este se va estar sin luz?. Esto ya está fuera de límite”, dijo.
Su vuelo ahora está programado para las 11:00 de la mañana.
Quienes tenían vuelos con destino a la ciudad Newark, en Nueva Jersey como la pasajera Cristal Díaz se vieron obligadas a aceptar cambios de itinerario con escalas imprevistas.
Los comercios registraron pérdidas
Los comercios dentro del AILA también sufrieron las consecuencias de la falla eléctrica. En los negocios como Café Santo Domingo reportaron pérdidas, ya que durante varias horas no pudieron preparar ni vender su producto principal, el café.
- Aunque lograron vender agua y bocadillos, las ventas fueron mucho menor a lo habitual.
“Nos vimos afectados, realmente se pierde bastante porque no es lo mismo, eso es solamente acompañantes. Nuestro ingrediente principal no salió. En el caso de las botellas de agua si se nos agotaron porque todos tenía mucho calor, sed”, declaró Natalie Moran, gente del establecimiento.
Moran indicó que el local cerró a las 10:30 de la noche, pero debieron esperar a que regresara la energía para poder hacer los cuadres, ya que durante la mañana hubo ventas con cuentas abiertas.
En el caso de la tienda Gift Shop, del grupo Sol y Mar, la situación fue incluso más crítica. Las empleadas Marileidy Santa y Andreina Zarzuela explicaron que prácticamente no pudieron trabajar.
“Nosotras salimos y no sentamos en la parte de alante, como estaba oscuro los clientes saben que no se está vendiendo y por eso no entraban. Además, tampoco se podía vender porque tenemos que facturarlo en la caja, no pudimos vender y tampoco había sistema, el internet no funcionaba y no se podía cobrar con VeriFone”, señaló Santa.
Las empleadas señalaron que tuvieron dificultades para cerrar las puertas del negocio, debido a que funcionan con la electricidad.
“Mientras hubo luz nosotras logramos vender algo, peor desde que se fue no pude vender nada. El mal olor de la gente por el sudor era insoportable. Por la situación tuvimos que cerrar a las 5:30. Para poder cerrar las puertas tuvimos que coger mucha lucha”, dijeron.
No solo los pasajeros y los comercios resultaron afectados. Los taxistas que operan en la terminal reportaron pérdidas por los retrasos.
Uno de ellos relató a Diario Libre que esperaba un cliente programado para las 11:00 de la mañana, pero que finalmente llegó a las 6:40 de la tarde.
“Tuve que quedarme esperando y perdí un viaje de taxi que tenía en Punta Cana.”, lamentó.