Este artículo fue publicado originalmente en El Día.
Santo Domingo.- El exministro de Relaciones Exteriores Andrés Navarro llamó a los sectores políticos y sociales del país a “no politizar” la organización de la X Cumbre de las Américas, luego de que el Gobierno dominicano confirmara la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela del foro que se celebrará el 4 y 5 de diciembre en Punta Cana.
Navarro explicó que la decisión de no invitar a esos tres países no fue tomada de manera unilateral por República Dominicana, sino en el marco del mecanismo colegiado que organiza la Cumbre de las Américas, donde participan los Estados miembros del sistema interamericano y la Organización de Estados Americanos (OEA).
“Hay que entender que la gestión de la cumbre es una labor colectiva. El país anfitrión encabeza el proceso, pero las decisiones se toman en conjunto con una dirección colegiada y bajo la orientación técnica de la OEA”, explicó el exdiplomático en el Programa El Día.
No se trata de una decisión aislada
Navarro recordó que las exclusiones no son nuevas en el marco de la Cumbre de las Américas.
Desde su primera edición en 1994, bajo la presidencia de Bill Clinton, se han registrado ausencias por motivos políticos o de derechos humanos, aunque también se han producido momentos de acercamiento, como ocurrió en 2015, cuando Cuba participó por primera vez en el encuentro celebrado en Panamá.
“En 2015 estuvimos todos, incluyendo a Cuba. Fue un momento histórico. Sin embargo, la siguiente cumbre, celebrada en Los Ángeles en 2022, tampoco incluyó a Cuba, Venezuela ni Nicaragua. Esto no depende solo del país anfitrión”, explicó Navarro.
El exministro llamó a interpretar la situación desde una perspectiva institucional y no partidista, al subrayar que acoger la cumbre representa para el país una oportunidad histórica de proyectar estabilidad política, liderazgo diplomático y capacidad de diálogo.
“La organización de esta cumbre no es del Gobierno ni de un partido; es de la República Dominicana. Tenemos que verla como una oportunidad país, no como un escenario de confrontación política interna”, enfatizó.
Comunicado oficial
El pasado 30 de septiembre, la Cancillería dominicana informó que el Gobierno decidió no invitar a Cuba, Nicaragua y Venezuela al encuentro hemisférico, alegando que estos países “por diversas razones, han decidido no formar parte de la OEA y tampoco participaron en la pasada edición de la cumbre”.
En su comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores precisó que, aunque el país se comprometió a organizar una cumbre “inclusiva”, la actual coyuntura política hemisférica motivó una decisión “en favor del éxito del encuentro”.
“Frente al contexto actual de polarización política, hemos decidido priorizar el éxito del encuentro, extendiendo la invitación al mayor número posible de países”, explicó la nota oficial.
La Cancillería sostuvo que la medida “favorece la mayor convocatoria y asegura el desarrollo del foro”, destacando que República Dominicana busca mantener su liderazgo dentro del sistema interamericano y garantizar un espacio de diálogo constructivo.
Colombia y México no vienen a la Cumbre
La exclusión ha generado reacciones diversas en América Latina. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el mandatario colombiano, Gustavo Petro, anunciaron que no asistirán a la cumbre en protesta por la no invitación de Cuba.
Navarro reconoció que esas ausencias pueden afectar el equilibrio político del encuentro, pero insistió en que las tensiones diplomáticas no deben empañar el papel del país como anfitrión.
“No podemos cargar al Gobierno dominicano con toda la responsabilidad. Las cumbres son espacios multilaterales, y las decisiones reflejan las tensiones y correlaciones de fuerza que existen en la región”, subrayó.
“La diplomacia vive su peor momento”
A juicio de Navarro el continente americano atraviesa “uno de los peores momentos de su diplomacia reciente”, debido a los liderazgos personalistas y los conflictos ideológicos que han desplazado el papel tradicional de las cancillerías.
“Hay una deriva diplomática marcada por los perfiles psicológicos de muchos gobernantes. Las relaciones internacionales se están manejando más desde el ego y la confrontación personal que desde la institucionalidad”, advirtió.
El exministro también abordó la situación de México y su tensa relación con Estados Unidos, recordando que, pese a las fricciones, la presidenta Sheinbaum ha mantenido una postura “templada y diplomática”, evitando una crisis abierta.
Coherencia regional
En otro punto de la conversación, Navarro reconoció que la región enfrenta una doble moral en materia de derechos humanos, ya que algunos países son sancionados o excluidos por violaciones a libertades fundamentales, mientras otros como El Salvador mantienen su participación pese a denuncias similares.
“Es cierto que hay prácticas preocupantes en distintos países. Pero una cosa es un gobierno cuestionado por sus políticas internas, y otra muy distinta es un régimen que ha roto con los mecanismos democráticos de origen. Esa diferencia es fundamental”, afirmó.
El exfuncionario recordó que Cuba no participa en la OEA por decisión propia, y que su exclusión del foro hemisférico responde a esa realidad institucional más que a una ruptura diplomática con República Dominicana.
“Nuestro país ha mantenido históricamente una relación de respeto con Cuba, dentro de los límites del sistema interamericano. No hay una animadversión; hay un marco político que condiciona la invitación”, precisó.
Llamado a la prudencia
Navarro concluyó su intervención con un llamado a los dominicanos tanto al Gobierno como a la oposición a preservar la imagen internacional del país, enfocándose en garantizar una cumbre exitosa y sin controversias.
“República Dominicana tiene que cuidar su voz oficial. Esta cumbre debe verse como una oportunidad de mostrar madurez democrática, equilibrio diplomático y compromiso con los valores del hemisferio”, manifestó.
La X Cumbre de las Américas, que reunirá a jefes de Estado y de Gobierno del continente bajo el lema “Democracia, desarrollo sostenible y cooperación”, será el evento diplomático más importante celebrado en el país en los últimos años y un desafío para la política exterior dominicana en un contexto de creciente polarización regional.