La diáspora dominicana en Nueva York y zonas aledañas reiteró que está dispuesta a respaldar el béisbol otoño-invernal, a pesar de lo desafiante y molestoso que resulta pasarse tres horas al aire libre con una temperatura en grados Celsius de un dígito. Para el promotor y para el que paga el show.
A decir por las indumentarias (camisetas, gorras y banderas) y por el ruido según las jugadas y la celebración cuando se anotaba, los duartianos fueron mayoría el sábado en el Citi Field en la victoria 6-2 sobre Puerto Rico en el Juego de Estrellas o PR vs RD Showdown como se promovió.
Fueron 20,057 almas pagando boletas, una cifra que, dijo a Diario Libre el organizador Andrés Salcé, agradó tanto a los Mets como para incluirlo desde ya en su calendario anual de eventos.
Ese éxito tiene muchas lecturas. La edición 2023 de Titanes del Caribe demostró que la comunidad dominicana en la zona tiene un techo tan alto como para llevar 90 mil personas en tres juegos, bien organizado y con atracciones como conciertos tras los partidos, lo que esta vez no hubo.
Algunos ven esta apuesta de los sindicatos de peloteros de Dominicana y Puerto Rico como una amenaza a la posible vuelta de partidos de la Lidom a la Gran Manzana. Félix Cabrera, el promotor de Titanes del Caribe y de la fallida apuesta por el Águilas vs Gigantes de este año, lo citó como uno de los factores que afectaron la baja compra de boletas.
El gran espacio
Salcé, que estuvo involucrado en el montaje de los partidos entre Águilas y Licey, no es uno de ellos. Sostiene que hay espacio para todos, que ambos eventos pueden convivir, que es una plaza grande y basa su análisis en que el dominicano mantiene una conexión muy estrecha con sus islas y que tiene en el béisbol un instrumento de identidad como con la bachata o el merengue.
En la Lidom tienen que ser pragmáticos y no renunciar a la idea de llevar partidos a la Babel de Acero. Ya tienen la experiencia de qué se debe y qué no. Por más apegado a sus raíces de la diáspora está claro que no todo lo mueve, que es un mercado que necesita estímulos, que tiene un estándar alto.
- Los boricuas, igual, se tomaron muy en serio el encuentro.
Carlos Delgado y Carlos Beltrán no vinieron como adornos o imagen para seducir a fanáticos a tomarse fotos. No, se integraron a la organización como obreros, en detalles que pueden parecer tan simples como dar seguimiento a que a los jugadores no les falte nada, ni siquiera en el hotel. Igual, los boricuas están conscientes de que a esa vieja rivalidad se le puede sacar filo tanto para el bienestar del béisbol de ambos países como para llevar un buen espectáculo a esa gran fanaticada en el exterior.


