Haití volvió a la Copa del Mundo después de 52 años, pero el regreso histórico llegó con un golpe inesperado para su afición: los hinchas haitianos no podrán ingresar a Estados Unidos para apoyar a “Les Grenadiers” debido a la prohibición migratoria que pesa sobre los ciudadanos de 19 países, confirmada oficialmente por la administración Trump.
Solo los jugadores, sus familiares directos y el personal técnico y logístico estarán autorizados a viajar bajo una excepción especial para grandes eventos deportivos.
¿Qué implica la prohibición migratoria para los hinchas haitianos?
Paradójicamente, el anuncio del veto coincide con una iniciativa que busca agilizar el ingreso de viajeros internacionales para el torneo. Se trata del sistema “FIFA Pass”, presentado esta semana en la Casa Blanca por el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, junto al presidente estadounidense Donald Trump.
El programa permite a quienes hayan comprado boletos del Mundial a través de la FIFA obtener citas prioritarias para la visa mediante un portal consular exclusivo.
Pero ese mecanismo no resolverá nada para los haitianos: aunque compren entradas, la prohibición migratoria impide que su solicitud de visa sea considerada. En la práctica, el “FIFA Pass” abre la puerta para visitantes de la mayoría de los países, al tiempo que mantiene cerrada la frontera a los seguidores de la selección caribeña.
Trump insistió en que “Estados Unidos le da la bienvenida al mundo” y recomendó solicitar visas “de inmediato”. El secretario de Estado, Marco Rubio, detalló que se han desplegado 400 funcionarios consulares adicionales para cubrir la demanda y que, para el 80% de los viajeros internacionales, será posible obtener una cita en 60 días.
¿Cómo afecta la política estadounidense a la participación en el Mundial 2026?
Sin embargo, esas facilidades no aplicarán para los haitianos mientras siga vigente la lista de países vetados.
El contraste ya provoca indignación en la diáspora. Haití había asegurado su clasificación al Mundial 2026 con la esperanza de una fiesta histórica, pero la decisión deja a su hinchada aislada justo cuando la presencia de apoyo en las gradas sería más simbólica que nunca.
Los partidos de la selección programados en territorio estadounidense se disputarán, por ahora, sin seguidores procedentes de Haití.
Mientras tanto, la Casa Blanca mantiene una vigilancia estricta sobre la seguridad de las ciudades anfitrionas.
Trump advirtió nuevamente que pediría a la FIFA trasladar partidos si considerara riesgosa alguna sede, mencionando a Seattle como ejemplo tras la elección de una alcaldesa progresista favorable a políticas de “ciudad santuario”.


