Estados Unidos activó este 24 de noviembre una nueva fase de presión contra el Gobierno de Nicolás Maduro con la entrada en vigor de la designación del llamado Cártel de los Soles como Organización Terrorista Extranjera (FTO), una medida anunciada por el Departamento de Estado semanas atrás.
Aunque la decisión no declara a Maduro como “terrorista” en lo personal, sí coloca bajo ese estatus a la estructura criminal que Washington le atribuye encabezar, ampliando el margen legal para sanciones, persecución internacional y operaciones de seguridad.
La administración estadounidense sostiene que el Cártel de los Soles —compuesto por altos funcionarios civiles y militares venezolanos— ha operado durante años como una red de narcoterrorismo vinculada a grupos armados colombianos y organizaciones criminales transnacionales.
¿Qué implica la designación del Cártel de los Soles como organización terrorista?
La designación implica la prohibición total de apoyo material, la congelación de activos y la criminalización de cualquier colaboración con la red, aunque no modifica el estatus diplomático del mandatario venezolano.
Maduro, por su parte, ha negado reiteradamente las acusaciones y ha calificado la medida como un intento de “asfixia política” para justificar mayores acciones internacionales contra Venezuela.
¿Cuáles son las posibles consecuencias para la región y la figura de Maduro?
Sin embargo, el cerco se estrecha: el Departamento de Justicia mantiene cargos por narcoterrorismo, y el Departamento del Tesoro ha sancionado a varios colaboradores cercanos bajo la categoría de “Terroristas Globalmente Designados”.
Fuentes en Washington consideran que esta designación crea una base jurídica más sólida para presionar a socios de Maduro en otros países y limitar sus movimientos financieros. Analistas coinciden en que la decisión puede tensar aún más el equilibrio regional, sobre todo en un Caribe ya marcado por la inestabilidad migratoria y la inseguridad.
Aunque Maduro no ha sido declarado formalmente “terrorista” como individuo, la línea entre su figura y la organización designada se vuelve cada vez más estrecha, anticipando un clima diplomático más confrontacional en los próximos meses.
Una fase decisiva
Estados Unidos parece haber entrado en una fase decisiva de su estrategia contra el Gobierno de Nicolás Maduro: advertencias aéreas severas, un inusual despliegue militar en el Caribe y una ola creciente de cancelaciones de vuelos internacionales han convertido el espacio aéreo venezolano en una zona casi desierta.
En Washington, cuatro altos funcionarios confirmaron a Reuters que la administración Trump está a días -o incluso horas- de activar una “nueva fase de operaciones”, con planes que van desde acciones encubiertas hasta opciones más agresivas que la Casa Blanca todavía no descarta.
La señal más visible de esta escalada provino el viernes, cuando la Federal Aviation Administration (FAA) emitió una alerta urgente a pilotos y aerolíneas sobre una “situación de seguridad que se deteriora rápidamente” en torno al espacio aéreo venezolano.
La advertencia, que menciona actividad militar intensificada y riesgos a “todas las altitudes”, no prohíbe los vuelos, pero sí elevó el nivel de precaución al máximo operativo. El impacto fue inmediato: en menos de 48 horas, las principales aerolíneas de la región comenzaron a retirarse.
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Las agencias AP y Reuters confirmaron que al menos seis aerolíneas internacionales suspendieron rutas de forma indefinida: TAP Air Portugal, LATAM Airlines, Avianca, Iberia, Gol Linhas Aéreas y Caribbean Airlines. A ellas se sumó Turkish Airlines, que anunció la cancelación de todos sus vuelos Estambul-Caracas entre el 24 y el 28 de noviembre.
LATAM canceló su conexión Caracas-Bogotá en rutas ya programadas, mientras Avianca interrumpió operaciones hacia Maiquetía. Iberia, por su parte, comunicó que suspende todos sus vuelos comerciales a Venezuela hasta nuevo aviso. Con estas decisiones, Venezuela pierde prácticamente toda su conectividad aérea de largo alcance.
El factor técnico refuerza el temor: el Washington Post reportó que desde septiembre se registran interferencias intermitentes en los sistemas de navegación satelital (GNSS) cerca de Venezuela –fallas críticas que, combinadas con movimientos militares, elevan el riesgo operativo. Las aseguradoras aeronáuticas también comenzaron a reevaluar coberturas, un paso que generalmente antecede suspensiones más amplias.
Despliegue militar en el Caribe
En paralelo, el Caribe vive un despliegue militar sin precedentes recientes. Barcos de asalto, destructores, aeronaves de vigilancia y unidades de guerra electrónica estadounidenses operan desde Puerto Rico hasta las proximidades de aguas venezolanas.
Según funcionarios consultados por Reuters, los movimientos buscan “disuadir amenazas” y reforzar operaciones antinarcóticas, pero admiten que también cumplen funciones de “posicionamiento operacional”, un término que en el argot del Pentágono describe la preparación de condiciones para una acción inmediata.
En medios de seguridad y diplomacia, la secuencia –advertencias aéreas, cielos despejados, retiro de aerolíneas, despliegue naval- plantea un patrón conocido. Antes de los bombardeos en Libia en 2011, la FAA había alertado a las aerolíneas sobre el deterioro de la seguridad en el Mediterráneo.
En Siria, en 2014, emitió avisos similares antes de las primeras incursiones contra el Estado Islámico. Incluso en Irak, días antes de la invasión de 2003, EE. UU. ajustó la clasificación de riesgo para vuelos comerciales en la región. En todos esos escenarios, el despeje del tráfico civil fue un elemento clave para operaciones militares posteriores.
Según Reuters, el plan estadounidense contempla un primer paso que incluye operaciones encubiertas contra figuras clave del círculo de Maduro, orientadas a desarticular redes de seguridad, finanzas y logística.
Dos funcionarios confirmaron que la Casa Blanca ha discutido incluso “opciones de cambio de régimen”, aunque públicamente Washington insiste en que su objetivo es frenar el narcotráfico. “El presidente Trump está dispuesto a usar todo el poder estadounidense”, declaró una de las fuentes de alto nivel.


