La tos crónica es muy molesta. Si lleva más de dos meses, ya podemos llamarla crónica. El motivo más frecuente es el tabaquismo, pero hay otras situaciones que pueden provocarla.
COVID-19: las personas que transitaron la enfermedad pueden quedar con una tos residual por algunos meses.
Asma: suele estar acompañada de tos seca, incontrolable y persistente, que puede provocar mareos, agotamiento y vómitos.
Reflujo gastroesofágico: produce tos, jadeos y dolor de garganta, porque el esófago queda irritado por el ácido estomacal.
EPOC: la enfermedad pulmonar obstructiva crónica puede estar preavisada por la tos, siendo un trastorno que produce la obstrucción de la vías respiratorias.
Tos psicógena: es la menos habitual y es aquella que se produce sin una explicación aparente.
Síndrome del goteo nasal posterior: en este caso, las secreciones mucosas se acumulan en la garganta y provocan la tos.
Debes acudir al médico para que indique el tratamiento correspondiente. También puedes probar con infusiones con miel y limón, gárgaras con agua salada o bebiendo jugo de cebolla.