En mitología romana, Juno era la diosa del matrimonio, hija de Saturno. Juno representa a la maternidad.
El 21 de junio sucede el solsticio de verano. Técnicamente, a las 5:14 de la mañana, el sol parece detenerse por tres días, solsticio significa sol estacionario, sucede el invierno en el hemisferio sur.
La tierra llega a la mitad de su recorrido, el pleno verano, su punto máximo, el día más largo del año, a partir de este momento la luz del día comenzará a menguar hasta alcanzar el equinoccio de otoño cuando los días y las noches volverán a ser iguales por esa razón, dar la fuerza que estaba perdiendo el sol algunas culturas europeas precristianas solían hacer rituales.
Una tradición importante es la noche de San Juan, 24 de junio, natividad de San Juan Bautista, motivo de carnavales y fiestas en distintas ciudades donde él es patrono. También en esta fecha se celebran rituales y hogueras pidiendo purificación, la entrega del dolor, las angustias y las preocupaciones, se conjugan el fuego del sol y el agua, tal como sucede en la naturaleza, el agua es el elemento del signo que comienza, cáncer, y el fuego intenso, también se celebraba la recolección de la cosecha.
Para los antiguos, culturas precristianas en Europa y África del norte era la estación de Litha, la diosa de la abundancia, el poder, esta es la noche de los amantes de todo el mundo retomada por del signo del cangrejo.
El solsticio de verano tradicionalmente era considerado una fecha mágica, propicia para reiniciarse en un nuevo ciclo. Era considerado buen momento para ver más allá y hurgar en las profundidades del subconsciente. Por lo que consultaban a través del agua. Tratar temas relacionados con el hogar, las emociones, las relaciones de amor. Se cortaba el pelo.
Las raíces de las tradiciones se pierden en la noche de los tiempos, se actualizan a la vida moderna, usualmente llevan el común denominador: el amor. Buscan el fortalecimiento espiritual del ser y las leyes de consecuencias olvidadas por muchos en estos tiempos.
En efecto, a veces describen situaciones similares con distintas deidades, la percepción de la realidad está tiznada por las experiencias, muy bien explicada mediante una antigua fábula hindú de seis ciegos de la ciudad fueron convocados para descubrir qué cosa era un elefante que ellos no habían conocido. Se lo pusieron enfrente y les pidieron tocar las diferentes partes del elefante, ninguno de ellos tenía una idea de cómo era, comenzaron a palpar para percibirlo al tacto, el primero tocó la trompa, dijo: “Es como una serpiente enorme”. Otro, que tocaba la oreja, deducía que parecía un abanico. Otro le tocó la pata y comentó que era como una columna. Otro, acariciando su costado, afirmaba que era como una pared y así sucesivamente.
Podemos concluir que nosotros, como los ciegos de la fábula, creamos nuestra propia realidad de acuerdo con el limitado estado de consciencia que solo podemos expandir a través del estudio.