El Rabbit R1 es un dispositivo de inteligencia artificial generativa que funciona como un asistente de bolsillo y está desarrollado por una startup llamada Rabbit, que lo creó con el objetivo de unir todas las aplicaciones del teléfono móvil en una sola interfaz.
Cinco meses después de su lanzamiento, donde se hizo viral, y después de vender 100.000 unidades, solo 5.000 personas lo utilizan en el día a día, es decir, un 5%.
Estas cifras no son ninguna filtración, sino que la propia CEO de Rabbit, Jesse Lyu, las ha sacado a la luz en una conferencia organizada por Fast Company.
El Rabbit R1: de dispositivo viral a, ¿pisapapeles?
La CEO de la compañía reconoce que el Rabbit R1 se lanzó demasiado rápido porque «si eres una startup, mejor que lances pronto». Así lo comentaba Lyu, lo que se traduce en que quizás es mejor meter cabeza en el mercado, aunque las cosas no salgan, ya que las grandes tecnológicas tienen muchos más recursos. Al menos, ese es el mensaje que parece transmitir.
Esto explica no solamente su velocidad, la cual era muy lenta, sino también su falta de funciones y el que los usuarios no conocieran del todo su utilidad. Además, cuando se descubrió que funcionaba con Android, poco tardaron los usuarios en extraer APK y ejecutarlos en otros dispositivos. Recordemos que el coste del Rabbit R1 era de 199 dólares.
Tras su presentación en el Consumer Electronic Show (CES) 2024 hubo una gran expectativa, aunque como afirman desde medios como TheVerge, «se enviaron sin nada de la grandeza futurista que se prometió» y en sus propias reseñas describieron que “todo parecía estar roto”. Puede ser que esa sea la razón por la que nadie esté usando el R1.
El dispositivo está impulsado por un ‘Modelo de Acción Mayor’ con el que los usuarios puedan pedir una canción en voz alta y que se reproduzca música en Spotify, o que soliciten comida a domicilio y se abra la app de Uber Eats, pedir billetes de avión… Este modelo recibirá una actualización que saldrá, presuntamente, el día 1 de octubre. Veremos si con ella puede devolver la confianza a los usuarios y que el R1 no esté cogiendo polvo en las casas.