Recorrer las líneas de producción de una compañía que fabrica teléfonos inteligentes te hace darte cuenta de los cientos de procesos y componentes que hacen falta solo para que tú puedas mandar un mensaje de WhatsApp con tu móvil. Durante unos días, desde 20bits hemos podido conocer de cerca las operaciones de producción en China de Honor, una de las grandes tecnológicas del país asiático que en España va ganando poco a poco terreno desde 2021 frente a otros competidores más añejos. De hecho, según Canalys, la firma se coló en el último trimestre de 2023 en el Top 5 de Europa.
Tras adquirir su independencia como marca en 2020, Honor ha hecho una apuesta por la innovación que se puede ver en la fábrica y el laboratorio de I+D que hemos visitado en Shenzhen, la capital tecnológica de China. De hecho, el responsable global de Producto de la compañía, Robin Wu, nos explicaba que al menos el 10% de las ganancias de la compañía se invierten en investigación y desarrollo, llegando incluso a alcanzar el 11,5% el pasado año —la cifra más alta de la industria—.
¿El objetivo de esta apuesta? En palabras del propio Wu, la meta es llegar al Top 3 del sector a través de tres elementos: diseño, fotografía e inteligencia artificial. Para lograrlo, Honor tiene a más del 70% de su plantilla dedicada a I+D, lo que se traduce en unos 9.000 empleados. Y muchos de ellos se encuentran en las instalaciones de Shenzhen que hemos conocido en persona.
Así se fabrica un móvil: visitamos una planta de producción de Honor en China
El Honor Intelligent Manufacturing Industrial Park de Shenzhen es uno de los más avanzados y vanguardistas de la compañía, con un 85% de sus procesos automatizados —de los cuales un 60% está desarrollado por su propio equipo de I+D—. Abierto en 2021, allí cientos de robots y máquinas autónomas trabajan afanosos en colocar cada pequeña pieza y ensamblar cada pequeño elemento para que el resultado final sea perfecto.
En este centro se hace parte de la magia de la firma y esconde los secretos de cómo se fabrican algunos de sus teléfonos más deseados, como el Honor Magic6 Pro, uno de sus flagships de 2024, o el Honor Magic V3, la tercera generación de plegables de la marca y el más fino del segmento en el mercado europeo —de hecho, a nivel mundial, solo le supera el Mate XT, el nuevo móvil triple fold de Huawei—.
Esos secretos se deben seguir guardando bien, de manera que el primer paso para descubrir este país de las maravillas es dejar tu teléfono y cualquier dispositivo con el que puedas hacer fotografías en la entrada de esta inmensa planta de producción situada a las afueras de Shenzhen, una ciudad sureña de 17 millones de habitantes a la que han llamado el ‘Silicon Valley de China’.
Toda la tecnología que incluye este centro permite que Honor produzca un smartphone nuevo cada 28,5 segundos, con sus más de 2.000 componentes y habiendo pasado por unos 120.000 procesos. No obstante, si hablamos de dispositivos únicos, cada unidad tarda aproximadamente tres días en ser construida, ya que debe pasar no solo por el montaje, sino también por todas las exhaustivas revisiones de calidad.
Por ejemplo, las pruebas de envejecimiento —que en Honor se hacen dentro de la misma línea de montaje, a diferencia de la mayoría de los fabricantes de la industria, que las separa— llevan un total de unas 10 horas. Consiste en realizar más de 150 test de predicción que “detectan rápidamente problemas de calidad y acortan el periodo de pruebas y rotación”, señala la firma.
Actualmente en esta planta, la compañía tiene más de una veintena de líneas automáticas de producción, cada una de las cuales tiene una extensión de aproximadamente 150 metros.
Mientras recorres esos 150 metros puedes observar cómo se va ensamblando cada pieza desde una placa base ‘virgen’ hasta tener un móvil completo y metido en su packaging. Una de las estaciones más impresionantes es una máquina automática de ensamblaje de precisión para instalar la pantalla supercurvada de 89° utilizada en los smartphones de Honor que, según la firma, “puede lograr una precisión de ensamblaje de hasta 75 micrones (aproximadamente el diámetro de un cabello)”.
“El control de calidad está asegurado desde la fase de fabricación hasta la de pruebas mediante una monitorización cercana de cada paso de la línea de ensamblaje. Cuando se detecta una anomalía, se activa una alerta seguida de una corrección oportuna del problema”, explican desde la compañía.
Este frenesí en la fabricación responde a una demanda por parte de los usuarios. Según la compañía de análisis de mercado IDC, en 2023 se vendieron 1.170 millones de unidades de smartphones, que si bien representa una disminución del 3,2% en comparación con el año anterior, sigue siendo una cifra impresionante y, además, para este 2024 se espera una recuperación que llegaría a los 1.210 millones de unidades vendidas.