Al escritor francés Gustave Flaubert (1821-1880) se le atribuye la oración que reza; “el diablo está en los detalles”. Una que puede aplicar en el proyecto de ley que busca regular la relación laboral entre los prospectos dominicanos que firmarán con los clubes de las Grandes Ligas.
En la actualidad, un joven que es reclutado por un club de la MLB y entra en conflicto laboral puede demandar al equipo en un tribunal ordinario.
Pero bajo el proyecto de ley que ya ha superado tres cedazos, entre las letras pequeñas se establece que cualquier disputa se podría dirimir en un tribunal de arbitraje… siempre y cuando esa sea la modalidad que se defina en el contrato inicial para jugar en la Liga de Verano.
Una condición que expertos en derecho laboral califican como inconstitucional y que aparece como ese ser espiritual que se esconde en las letras pequeñas a lo que aludía Flaubert.
El miércoles, la Cámara de Diputados aprobó en primera lectura el proyecto, que ya el pasado 27 de noviembre había sido enviado y aprobado desde el Senado, adonde llegó desde el Poder Ejecutivo. En enero sería conocido en segunda lectura por los diputados.
El punto álgido
Una de las polémicas reside en el artículo ocho, donde se aborda la resolución de controversia en una arena donde no habría espacio para la apelación a los fallos.
“Los conflictos que puedan surgir en cuanto a la validez, interpretación, ejecución, resolución, cancelación o terminación del contrato, podrán dirimirse mediante el arbitraje, según la modalidad que se define en el contrato”, dice el proyecto.
El párrafo dos deja abierta las puertas a demandas en otro escenario, una observación a tomar en cuenta por los allegados al jugador al momento de la rúbrica.
“En caso de que el contrato no disponga el arbitraje como modalidad de resolución de controversias, los conflictos que puedan surgir en cuanto a la validez, interpretación, ejecución, resolución, cancelación o terminación, serán competencia de los tribunales dominicanos de derecho común”, dice el proyecto, programado para ser aprobado en la actual legislatura.
Controversias
Miguel Batista, expelotero de la MLB, exdirectivo del sindicato de jugadores y abogado (UTE) con maestría en derecho procesal penal (UASD) cuestiona el tribunal de arbitraje que acogería los casos y le preocupa la garantía del cumplimiento del debido proceso, por experiencia con casos llevados a esa sala.
Pero el mayor problema que encuentra “El Poeta” está en el artículo tres, que define la relación contractual de “carácter deportivo” y no “laboral”.
“Lo primero es reconocer que ese es un contrato laboral, no un contrato deportivo. Estoy desempeñando un oficio y se me está pagando por ello”, dijo Batista a Diario Libre.
“Es completamente errónea que la naturaleza de ese contrato es deportiva. Ese contrato genera prestaciones laborales y derechos adquiridos, es un contrato laboral con el pelotero, como lo establece el Código Laboral”, insiste el escritor de un libro de poesías y de una novela.
Batista ve elementos suficientes como para que esa ley, en caso de aprobarse tal cual, termine en el Tribunal Constitucional.
Entiende que un acuerdo bajo esa nueva reglamentación se debería caer al cumplir la mayoría de edad, según el Código Civil y el Código del Menor puesto que estaría atado a la decisión de su papá.
“Estaría violando la voluntad del niño, y respetando la de su padre. No le puede imponer a un niño que en dos años se vaya a arbitraje (a los 18) si tiene problemas con la compañía, cuando es un menor de edad y ahora es mayor”, dice Batista, campeón de la Serie Mundial en 2001 dentro de una carrera de 18 años en 11 equipos.