En el campamento de los Gigantes en Arizona a Jerar Encarnación se le ve como un serio candidato a quedarse con una de las esquinas en los jardines de la novena o un cuarto outfielder. Un giro de 180 grados en sus perspectivas con relación a hace un año cuando para esta época se entrenaba con los Guerreros de Oaxaca, de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB).
Con 26 años, el poder exhibido por el nacido en Bayaguana entre 2022 y 2023 (48 jonrones entre AA y AAA) no convencía ni a su franquicia original (Marlins) para invitarlo a campos de entrenamientos y dijo; ‘no me quedaré en mi casa esperando a que mi mamá me dé la comida’.
Quedó libre, ni Asia, ni MLB y lo único concreto que apareció fue tomar la ruta mexicana, una finca hacia la cual rara vez los clubes del Big Show miran para reponer inventario.
Pero fue tanto el ruido que ocasionó Encarnación con el madero en tierra azteca que retumbó en la oficina del Oracle Park en California y en mayo llegó a su móvil esa llamada que entre el otoño e invierno previo tanto esperó.
El aguilucho destrozó la LMB. En solo 26 partidos despachó 19 cuadrangulares, remolcó 36 carreras y lo hizo con una línea ofensiva de .366/.439/.989 con un astronómico OPS de 1.429.
Firmó con los Gigantes el 22 de mayo, en junio llegó a AAA y fue llamado al primer equipo en agosto.
“Porque no es común que después que un pelotero se va a México regrese a Grandes Ligas es que digo que Dios me sacó de allí. Él sabrá porqué, todo está en sus manos”, dijo Encarnación a Diario Libre.
“Dios me llevó allí para que yo retomara el camino al que pertenezco. Eso fue lo que él me dio, lo recibí, fui allí, hice mi trabajo, San Francisco confió en mí, me dio la oportunidad, jugué Grandes Ligas y aquí estamos hasta que ellos quieran”, explicó el fornido bateador de 6’4 pies de estatura.
En la escuadra que dirige Bob Melvin, Encarnación es uno de ocho jardineros que pelean por un puesto dentro de los que están protegidos en roster de 40, más otros cuatro invitados. Mike Yastrzemski y el puertorriqueño Heliot Ramos aparecen como los únicos sembrados. El resto, incluyendo Encarnación y sus compatriotas Marco Luciano y Sergio Alcántara, buscan convencer al gerente Buster Posey de quedarse “arriba”.
“Ir a México me hizo ajustar en todo el sentido de la palabra, en mi vida personal, como pelotero, en todo… El que va con la mentalidad con la que yo fui sí que puede tener un lugar especial. Fui a hacer mi trabajo, como si fuera en Grandes Ligas”, dijo Encarnación, firmado a los 18 años en 2016 por un bono de US$78 mil por los Marlins.
Pero tomó tiempo sincronizar esa fuerza descomunal con su vista y swing y fue en 2022 cuando logró su primera temporada en el umbral de los 20 vuelacercas, ya con 24 años. Nunca apareció en el listado de los 100 mejores prospectos.
Tan pronto terminó su participación con las Águilas la campaña anterior arrancó los trabajos de cara a reportarse en la mejor forma posible a la concentración de los Gigantes, en Scottsdale, Arizona.