Andrew McCutchen aún no ha sostenido esta conversación con su hijo Steel, de 7 años. Pero el astro de los Piratas de Pittsburgh sabe que probablemente el tema se abordará en algún momento.
Steel, que ya juega en una liga de béisbol juvenil, probablemente llegará a casa en algún momento y le preguntará a su padre, cinco veces elegido al Juego de Estrellas, si puede tener cierto artículo de moda que sus compañeros de equipo pueden estar usando durante una primavera.
McCutchen planea complacer a Steel hasta cierto punto. El mayor de los cuatro hijos de McCutchen ya lleva una manga en el brazo, tal como lo hace su padre.
Sin embargo, si Steel espera que su padre le compre un guante deslizante, difícilmente debe hacerse muchas ilusiones.
Se trata de un guante acolchado que un pelotero puede ponerse en una de sus manos para protegerla en caso de que se la pisen al lanzarse de cabeza hacia una base.
McCutchen, quien ha robado 220 bases a nivel de las Grandes Ligas, nunca ha usado uno de estos guantes. Y rápidamente señala que la próxima vez que el spike de un jugador de campo aplaste su mano también será la primera.
Aun así, el jugador de 38 años entiende la situación.
Hubo un tiempo en que era un veinteañero que personificaba la frescura del béisbol, desde sus rastas (hace mucho tiempo cortadas) hasta su barba, su cadena de cuerda y el gorro ocasional que usaba debajo de su casco de bateo, todo diseñado para acentuar la mezcla innata de talento y carisma de McCutchen.
«Todo se relaciona con el estilo«, dijo McCutchen con una sonrisa.
Ese estilo enfatiza frecuentemente la moda sobre la funcionalidad, especialmente cuando se trata de los guantes —que se parecen un poco a los que se usan para retirar del horno una olla caliente. Se están volviendo tan ubicuos en las ligas menores como en las mayores.
Seguridad y expresión
Scott Podsednik, exjugador de las Grandes Ligas con un total de 309 robos en su carrera, ha recibido el mérito de «inventar» el guante para deslizarse durante las últimas etapas de su carrera de 11 años.
Cansado de que le pisaran la mano, Podsednik trabajó con un terapeuta para encontrar una solución. Los guantes iniciales eran relativamente simples.
Una foto de 2009 muestra a Podsednik deslizándose hacia la segunda base con la mano izquierda cubierta por lo que parece un guante de bateo, modificado y acolchado, todo envuelto en negro para coincidir con el borde de su uniforme de los Medias Blancas de Chicago.
Las cosas se han vuelto considerablemente más complejas a lo largo de los años. Si alguien busca en Google “diseños de guantes deslizantes”, encontrará diseños que van desde la bandera estadounidense hasta un cono de helado, pasando por extraterrestres y un emoji de excremento (sí, de verdad).
Scott McMillen, un abogado en el área de Chicago, no tenía planes de entrar en el negocio de accesorios de béisbol. Descubrió los guantes para deslizarse cuando su hijo Braydon, entonces de 10 años, señaló que uno de sus compañeros de equipo tenía uno.
Básicamente dijo: «Oh, oye papá, ¿no sería bueno si yo tuviera uno también?»
Fueron a una tienda local de artículos deportivos, donde McMillen se sorprendió por la variedad disponible.
Eso fue alrededor de 2021. A principios de 2024, McMillen había lanzado «Goat’d», una empresa especializada en accesorios de béisbol con todo, desde guantes deslizantes y de bateo, mangas para los brazos, cintas para la cabeza y más.
¿Cuáles fueron las ventas durante su primer año completo? Más de un millón de unidades.
«Nos sorprendió lo grande que es el mercado», dijo McMillen.
Quizás no debería haberse sorprendido.
Los deportes infentiles han repuntado desde la pandemia. El informe State of Play 2024 del Aspen Institute señaló que los niveles de participación en deportes entre niños de 6 años y adolescentes de 17 fueron los más altos desde 2015.
La presión por mantenerse al día
Aquí está la cuestión: En la mayoría —si no en todas— las ligas de béisbol infantil y juvenil, están prohibidos los deslizamientos de cabeza que requerirían que un jugador estirara su mano para tocar la base.
En las Pequeñas Ligas, por ejemplo, es raro que los jugadores de 12 años o menos roben bases porque el pelotero sólo puede arrancar después de que la pelota ha llegado al bateador. E incluso si se lanzan hacia la siguiente base, tienen que deslizarse con los pies por delante.
Las únicas veces en las Pequeñas Ligas que un corredor puede lanzarse de cabeza hacia una base es cuando está regresando a ésta durante una persecución o una revirada —ambos casos también son raros.