Cada 14 de agosto, las calles de Higüey, provincia La Altagracia, se llenan de color, música y tradición con la celebración de «Los Toros de la Virgen«, una manifestación que fusiona cultura y la fe en un solo evento.
Este año, 215 toros fueron ofrendados a la Virgen de La Altagracia, provenientes de todas las provincias de la región Este. Junto a los toretes —como también se les conoce— llegan cientos de personas a la Basílica movidas por la fe, cumpliendo promesas hechas a la Virgen.
Monseñor Jesús Castro Marte destacó que esta tradición es un símbolo de cultura, tradición y fe para el municipio de Higüey. Su origen se remonta aproximadamente a 1800 y abarca desde Bayaguana hasta la ciudad.
- “La práctica se mantiene viva entre los feligreses católicos y quienes valoran la cultura y la fe del pueblo altagraciano”, afirmó.
Según el religioso, esta celebración involucra a personas de todos los niveles sociales, motivadas por la fe, la cultura y el fervor social. Este año, más de 3,000 participantes recorrieron el trayecto desde Bayaguana hasta Higüey, en un evento que combina devoción y expresión cultural.
El recorrido de los toros es también un reflejo de la historia local, especialmente de la zona de hateros , y contribuye a mantener viva la fe y las tradiciones que esta festividad implica, apuntó.
Peregrinos y la devoción
Tomás Calderón Sosa, peregrino que acompaña a los toros desde San Pedro, relató: “Cada año vengo para acompañar a mi padre, que es el comisario mayor. Lo que más me gusta es ver la entrada de los toros. Escuchar las tonadas, ver las banderas ondear y sentir el calor de la gente me recuerda que esta costumbre viene de nuestros abuelos y que debemos mantenerla viva”.
Agregó: “Los Toros de la Virgen no son solo animales, son parte de nuestra historia y de nuestra identidad como dominicanos. Participar en esta peregrinación es revivir nuestras raíces, compartir con amigos y familiares, y sentir que, aunque pasen los años, seguimos caminando juntos bajo la mirada de Nuestra Señora de la Altagracia”.
Un puente entre fe y cultura
Más que una ofrenda religiosa, los Toros de la Virgen representan la unión entre la vida comunitaria y la devoción. Según el historiador y antropólogo Baldy Cabrera, esta tradición podría remontarse a los primeros años del siglo XVI.
Durante siglos, familias devotas han donado becerros para sufragar los gastos del culto a la Virgen, práctica que evolucionó hacia la formación de la Hermandad de los Toreros, organización que preserva la esencia del folclor local.
Los recorridos a caballo de los comisarios, portando banderas y entonando las tonadas de toros, fortalecen lazos comunitarios y transmiten valores de cooperación y pertenencia. La entrada de los toros a la ciudad es uno de los momentos más esperados por residentes y visitantes, consolidando esta festividad como un puente entre pasado y presente.
La Hermandad de los Toreros de la Virgen
Cabrera manifestó que la hermandad surgió a partir de la celebración de la concepción de la Virgen, el 15 de agosto.
Señaló que el Parque Central 15 de Agosto en Higüey refleja esta tradición. Históricamente, la celebración también está vinculada a las grandes luchas de la región Este, incluyendo la Guerra de la Reconquista y la Batalla de Sabana Real de La Limonade.
Patrimonio Cultural Inmaterial
El 14 de agosto, el Concejo de Regidores del Ayuntamiento de Higüey declaró a la Hermandad de los Toreros de la Virgen como Patrimonio Cultural Inmaterial del municipio, mediante la Resolución No. 54-2025. El reconocimiento se entregó durante el recibimiento de los toros, en presencia de autoridades locales y miembros de la hermandad.
El cabildo destacó que esta tradición tiene sus orígenes en la batalla de Sabana Real de La Limonade, el 21 de enero de 1691, cuando las tropas dominicanas atribuyeron su victoria a la intercesión de la Virgen de La Altagracia.
Tras ser interrumpida por la ocupación haitiana, la festividad fue restablecida en 1916 por el presbítero Tomás Núñez Cordero, incorporando procesiones, cánticos y cabalgatas desde Bayaguana hasta Higüey.
- El reconocimiento subraya que esta celebración constituye una de las expresiones más auténticas de la religiosidad popular dominicana, preservando valores históricos, culturales y cristianos que forman parte de la identidad de la provincia y del país.