Víctor Liz tiene 39 años y, a decir por su desempeño (viene de promediar 17.9 puntos en el BSN de Puerto Rico), ponerle fecha de caducidad a su carrera puede ser arriesgado. Pero Liz no será eterno y para su puesto como capitán de la selección nacional aparecen nombres como Ángel Delgado, Andrés Feliz y Chris Duarte como serios candidatos a tomar la cinta que muy bien ha llevado el escolta santiaguero.
Delgado, en el equipo desde los Juegos Panamericanos de 2015 y ya con un recorrido que lo ha llevado por Israel, China, España y Turquía, debe evitar provocaciones que generan episodios estériles sobre egos de jugadores. Con ello puede evitar episodios amargos como las que llevaron a Al Horford a renunciar para siempre a representar el equipo.
El conflicto
El delantero/centro Jhonatan Araujo se tomó para él unos comentarios que hizo Delgado en un live desde Borinquen en su cuenta de Instagram donde dijo; “usted no está aquí porque usted no cabe, el que no está aquí es porque no cabe”. “En el nivel que uno está ustedes nunca van a llegar… con toda la humildad del mundo” (por suerte). Araujo no se mordió la lengua, tomó su móvil y le respondió por la misma vía.
Hoy entre Delgado, de 30 años, y Araujo, de 29, hay un abismo entre recorrido, con la selección y a nivel de clubes en la arena internacional. Es poco probable que ya a esa edad Araujo alcance un nivel como el de Horford.
- El baloncesto es un deporte de conjunto, quien no cabe hoy puede ser determinante mañana y la estatura no abunda en el país.
Con Eloy Vargas en su tramo final, Araujo es una de esas piezas llamadas a jugar muchos minutos, sobre todo en esas ventanas clasificatorias donde traer a Delgado desde Europa no siempre tiene sentido, por costo y por disponibilidad.
- El capitán está para apagar incendios, no para crearlos; para aglutinar, no para dividir, no es su atribución decir quién cabe y quién no.
Los desacertados comentarios que hizo en 2013 el entonces capitán Jack Michael Martínez sobre Horford fueron heridas nunca cicatrizadas por el NBA, la razón de su alejamiento del equipo y la consecuencia del gran rechazo que tiene dentro de una parte de la afición, que no le perdona esa decisión.
En el atleta, la histeria, la competencia, el sentido de persecución, sirve de estímulo, pero a un costo alto de consumo de energía. A muchos el tiempo les enseña a administrarlo, a evitar roces innecesarios y a entender que esa fuerza es temporal y que la vida es más larga que las dos décadas en el alto nivel que logran los pocos afortunados.