El sol apenas empezaba a calentar cuando un equipo de Diario Libre comenzó el recorrido por las cinco nuevas estaciones de la Línea 2C del Metro de Santo Domingo. La obra, esperada por años por los residentes de la zona, hoy despierta ilusión, pero también genera preocupación: la falta de aceras y las limitaciones para los peatones convierten el trayecto en un gran riesgo.
Las dos primeras estaciones —Los Alcarrizos (Pablo Adón Guzmán) y kilómetro 14 (Freddy Gatón Arce)— muestran avances evidentes. Las aceras se extienden de lado y lado, bien definidas y transitables. Pero el panorama cambia al avanzar unas cuadras: las vigas de la estructura comienzan a ocupar parte del espacio, obligando a los peatones a descender a la vía por donde transitan los vehículos.
Inseguridad al caer la noche
En medio del ruido de motocicletas y el tránsito incesante, los vecinos hablan con cierta resignación. Keila Mateo, trabajadora de la zona, cuenta que el problema no es solo el espacio físico, sino la inseguridad que sienten al caer la noche cuando la viga se atraviesa en su camino.
- “De noche esto es un sitio solitario, nadie ve quién viene de allá para acá y uno teme que lo atraquen. Uno no puede salir tranquilo”, comenta la mujer.
Aceras bloqueadas y calles sin cruces seguros complicarán acceso peatonal a la línea 2C
La Opret destaca la calidad en los trabajos del metro que va a Los Alcarrizos
Otros prefieren no dar su nombre, pero coinciden en la misma queja: hasta que la marginal no esté terminada, peatones y conductores se ven obligados a compartir un solo carril de doble vía.
“Ni los choferes se fijan en uno, ni nosotros en los carros. A veces hay que lanzarse a la calle y es un peligro”, señalan.
Las críticas también apuntan al tamaño de las aceras, especialmente en el tramo que va desde la estación Freddy Gatón Arce hasta la 27 de Febrero. Aquí, los vehículos se estacionan sobre los pocos espacios habilitados y los transeúntes deben transitar entre obstáculos: “Es incómodo, no vemos si vienen los carros y no tenemos por dónde caminar”, se queja un residente.
En las tres estaciones restantes, la situación es distinta: ya no hay vigas que bloqueen el paso, aunque las aceras continúan en proceso de construcción.
Para las grandes avenidas, en la ley vigente se les asigna a las aceras un cuarto del ancho mínimo, que es de 1.5 metros.
El urbanista Omar Rancier destacó en un artículo que en algunos puntos de avenidas tan importantes como la 27 de Febrero y John F. Kennedy, se encuentran tramos de menos de un metro de ancho cuando deberían ser de más de seis.
Estas medidas buscan garantizar la seguridad y comodidad del peatón.