Steve Cohen, el propietario de los Mets, definió en X la caída del equipo como “injustificable”, pero la ausencia del club de los playoffs tiene explicaciones.
El equipo fue uno de los mejores de todo el béisbol en los dos primeros meses de la campaña, respaldado por una nómina de 340 millones de dólares y el contrato más lucrativo en la historia del deporte: los 765 millones por 15 años de Juan Soto.
“Juanjo”, Pete Alonso y Francisco Lindor cumplieron con las expectativas en cuanto a producción, pero el pitcheo no pudo sostener su nivel.
Los Mets tenían el mejor récord de la liga (45-24) al 12 de junio. Sin embargo, a partir de esa fecha fueron los peores, con marca de 38-55. En los hechos, parecieron dos equipos distintos. Esto coincidió con la lesión en la corva derecha de Kodai Senga, que no volvió a ser el mismo.
A pesar de que la ofensiva se mantuvo -anotaron 4.6 carreras por juego en sus primeros 69 partidos y 4.8 después-, el declive del pitcheo fue dramático. Su rotación abridora pasó de una efectividad de 2.79 a 5.27, mientras que el bullpen se desplomó de 2.89 a 4.60.
Ni siquiera los movimientos en la fecha límite de cambios lograron revertir la tendencia. Las incorporaciones de Cedric Mullins (.565 de OPS), Ryan Helsley (7.20 de efectividad en 22 juegos) y Gregory Soto (4.50 en 25 apariciones) no ofrecieron el impacto esperado.
La organización se recostó bastante en sus prospectos Nolan McLean, Brandon Sproat y Jonah Tong, quienes iniciaron 12 de los últimos 20 partidos. Solo McLean respondió a las expectativas.
El conjunto de Queens permitió al menos cinco carreras en siete de sus últimos 11 encuentros, un golpe letal para sus aspiraciones de avanzar a octubre.
No pudieron venir de atrás
Como dato revelador, los Mets fueron el único equipo de las Grandes Ligas que no consiguió remontar una desventaja en la novena entrada durante toda la temporada, terminando con récord de 0-70 en esas circunstancias.
- Además, en partidos definidos por una carrera, pasaron de un sólido 15-10 antes del 12 de junio a un decepcionante 8-16 después en partidos de una carrera.
Fue la marca de los Metros en partidos en los que llegaron perdiendo a la novena entrada.