Sin excepción, las autoridades israelíes no permitirán el paso de alimentos ni el suministro de agua y energía eléctrica hacia la Franja de Gaza hasta que sean liberadas todas las personas secuestradas por el grupo Hamás desde el pasado 7 de octubre. El pronunciamiento llega después de que la Cruz Roja pidió que se permitiera la entrada de combustible para evitar que los hospitales en Gaza «se conviertan en morgues».


