Un periodista que dirigía un portal local de noticias fue asesinado a balazos en una localidad del occidente de México donde operan varios grupos delictivos que mantienen una lucha por el control del territorio.
Mauricio Solís, director del portal Minuto por Minuto que cubre noticias comunitarias y de violencia, murió la noche del martes en la ciudad de Uruapan, estado de Michoacán, tras ser tiroteado en plena calle poco después de realizar una transmisión en vivo desde sus redes sociales y entrevistar al alcalde de esa localidad, Carlos Manzo, sobre un incendio que destruyó varios locales comerciales.
Manzo declaró el miércoles a la prensa que dos personas armadas interceptaron a Solís en el centro de Uruapan y que tras realizarle varios disparos huyeron en una camioneta de color rojo.
La Fiscalía de Michoacán confirmó el asesinato de Solís e indicó en un mensaje de su cuenta de X, antes Twitter, que en el ataque resultó herida una persona, pero no ofreció detalles.
Al condenar la muerte del comunicador, el secretario de gobierno de Michoacán, Carlos Torres Piña, dijo en su cuenta de la red social que las autoridades activaron un operativo en el municipio para ubicar a los responsables del homicidio.
“Ya no nos esperamos el día de mañana”, afirmó la periodista local Lucero Díaz Estrada, al referirse a las condiciones de riesgo en las que operan los trabajadores de la prensa en Michoacán, por la violencia que impera en esa región.
“Tenemos que tener un poco de resiliencia para salir adelante de esto. No podemos dejarnos vencer por el miedo ni tampoco dejar de informar”, agregó.
Díaz Estrada se quejó también de las recurrentes críticas que realiza contra la prensa Manzo y señaló que sus cuestionamientos han puesto en una situación de riesgo a los periodistas de esa zona.
Michoacán es uno de los estados más violentos de México y es escenario de la lucha que mantienen varios cárteles y grupos delictivos por el control del territorio.
México es considerado uno de los países de mayor riesgo para el ejercicio del periodismo, aunque en 2023 se redujeron los homicidios de periodistas. En 2022, murieron 13 comunicadores, según cifras del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). La mayoría de los casos permanecen impunes.
Oficina en México
La Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) condenó el miércoles el homicidio de Solís e hizo un llamado a las autoridades a realizar una investigación “pronta y efectiva” del caso. “Es importante trabajar en estrategias de prevención de las agresiones contra la prensa”, expresó en un comunicado Jesús Peña, representante adjunto en México de la ONU-DH, y agregó que el caso de Solís es un “fuerte recordatorio de la necesidad de seguir fortaleciendo las instancias de protección y la capacidad de respuesta institucional”.
Hace dos meses fue asesinado a balazos en la ciudad central de Celaya, estado de Guanajuato, el reportero Alejandro Martínez en un ataque armado en el que resultaron heridos dos de sus guardaespaldas. A Martínez, que operaba un portal local de noticias, le habían asignado protección policial después de que reportó haber recibido amenazas.
A mediados de año fue localizado sin vida Víctor Culebro, editor de un portal de noticias, en el estado sureño de Chiapas. El cuerpo de Culebro, de 39 años, fue hallado con las manos atadas y el rostro cubierto con cinta aislante.
Dirigía un medio local
En abril, fue baleado Roberto Figueroa, quien dirigía un medio local por internet. Su cuerpo fue encontrado dentro de un vehículo en el municipio de Huitzilac, del estado central de Morelos. Por otra parte, la fiscalía del estado norteño de Sonora informó el martes que detuvo a una de las personas que presuntamente participó en el asesinato del estadounidense Nicholas Douglas Quets García ocurrido el 18 de octubre en el tramo carretero Altar-Pitiquito.
El detenido pertenecía a un grupo criminal que opera en el norte del país.
En otra operación, las fuerzas de seguridad abatieron en un enfrentamiento armado en Sonora a dos personas que se trasladaban en un vehículo que habría sido empleado en el asesinato del estadounidense.
Uno de los muertos fue identificado como Edwards Dixon “N”, quien era de origen hondureño y tenía una orden de captura por el delito de deserción en perjuicio de la Guardia de Honor Presidencial de Honduras.