La cumbre del G20 en Rio de Janeiro logró pocos avances climáticos en su declaración final, revelada este lunes, en la que incluyó pedidos de alto el fuego en Gaza y Líbano, a la vez que respaldó «iniciativas» para una paz «justa y duradera» en Ucrania.
Las decisiones de los principales líderes mundiales eran muy esperadas para intentar hacer avanzar las negociaciones climáticas en la COP29 de Bakú (Azerbaiyán), estancadas en torno a la financiación contra la crisis ambiental y la transición de energías fósiles a limpias.
Pero la declaración final evitó mencionar el compromiso que la comunidad internacional adoptó en la COP28 de salir progresivamente de la dependencia de las energías fósiles, a pesar del llamado del secretario general de la ONU, António Guterres, para que se hicieran «concesiones» para salvar el planeta.
«Los líderes están devolviendo la pelota a Bakú, pero el problema es que quien puede tomar las decisiones (los propios mandatarios ndlr) está en Río», dijo a la AFP Mick Sheldrick, cofundador de la ONG Global Citizen.
«No han dado la talla», no hay «ni siquiera una referencia de lo que se consiguió en la COP28«, agregó. «Esto probablemente va a dificultar la consecución de un acuerdo» en Bakú.
El peso de Trump
Un acuerdo en ese sentido de los dirigentes de las principales economías, que representan el 85% del PIB mundial y el 80% de las emisiones de carbono, era esperado además por el inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en enero.
El republicano ha asegurado que volverá a sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París, lo que podría lastrar los esfuerzos de la comunidad internacional.
A pesar de la voluntad de la presidencia brasileña del G20 de alejar la guerra de los focos, hubo llamados más concretos para aliviar los conflictos en Ucrania y entre palestinos e Israel.
Sin mencionar a Israel, pidieron un «alto el fuego completo» en Gaza y en Líbano «que permita a los ciudadanos regresar con seguridad a sus hogares a ambos lados de la Línea Azul», que delimita la frontera entre los territorios libaneses e israelíes.
También sin hacer referencia a Rusia, representada en Rio por el canciller Serguéi Lavrov, compartieron su apoyo a iniciativas «relevantes y constructivas» para una «paz amplia, justa y duradera» en Ucrania, en un mensaje muy similar al de la declaración de la cumbre de 2023.
El texto final se divulgó un día después de que el gobierno de Joe Biden, próximo a ceder el poder a Trump, autorizara a Kiev a usar misiles estadounidenses de largo alcance contra objetivos militares rusos, una decisión que ante los ojos del Kremlim «echa más leña al fuego«.
Pese a Milei, Brasil se anota triunfos
Ya antes de la apertura de la reunión, que finaliza el martes, no se auguraba un consenso fácil sobre los temas dominantes, incluido el cambio climático.
El presidente chino, Xi Jinping, advirtió que «el mundo está entrando en un nuevo período de turbulencia y cambio».
Pese a los pocos logros en frentes clave, el país anfitrión se anotó un par de triunfos en iniciativas banderas: el mandatario Luiz Inácio Lula da Silva consiguió que 82 países adhirieran su alianza mundial contra el hambre y que el G20 se comprometiera a que los superricos paguen «efectivamente» impuestos.
La iniciativa contra el hambre busca que esa «lacra que avergüenza a la humanidad«, en palabras del líder de la izquierda latinoamericana, se acabe de aquí a 2030, así como la pobreza y que se logren reducir las desigualdades.
Las victorias de Lula sin embargo tuvieron un lunar: el presidente argentino Javier Milei, con quien mantiene una relación tensa desde antes de que el político ultraliberal asumiera el poder en diciembre.
Milei firmó el documento final pero sin acompañar temas como «la limitación de la libertad de expresión en redes sociales» o la «noción de que una mayor intervención estatal es la forma de luchar contra el hambre», según un comunicado oficial.
Los dos protagonizaron un encuentro muy tenso. Al saludarse, ambos líderes apenas se miraron y posaron ante las cámaras con el semblante serio y distante, lo que contrastó con el resto de apretones de manos dados por el anfitrión.
El argentino replicó más tarde en redes sociales una foto del incómodo momento, junto a otra con su aliado Trump en la que se les ve a ambos sonrientes.