La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum minimizó el martes el impacto de las primeras órdenes firmadas por el presidente Donald Trump, tanto en temas migratorios como de seguridad y económicos, y confió en que los ministros de Exteriores de ambos países puedan iniciar las conversaciones bilaterales este mismo martes para llegar a acuerdos.
Es “importante tener la cabeza fría y referirnos a los decretos firmados… a lo que vale en el sentido estricto de la ley” y no a las declaraciones del presidente estadounidense, dijo durante su conferencia matutina en la que reiteró su postura de defender la soberanía mexicana y a sus conciudadanos.
Sheinbaum quiso quitar tensión al decreto de designación de los cárteles como organizaciones terroristas para evitar la confrontación, a la declaración de emergencia nacional en la frontera sur de Estados Unidos y no quiso hablar de aranceles dado que todavía no son un hecho. Pero dio algunas pistas de cómo van a intentar gestionar el tema migratorio.
A la espera de empiecen a llegar a México los primeros solicitantes de asilo de la nueva edición del programa “Permanecer en México”, que implica que esperen su proceso en este país, Sheinbaum enfatizó que, después de darles atención humanitaria, el objetivo final de su gobierno con esos retornados sería enviarlos a sus países de origen. Para ello la presidenta confía en contar con el apoyo económico de Estados Unidos. “Eso es lo que vamos a platicar”, dijo.
Este programa devolvió a México a casi 70,000 solicitantes de asilo en la primera administración Trump.
La presidenta argumentó que era una política estadounidense que se pudo gestionar en aquella ocasión, con lo que sugería que ahora se actuaría de forma similar, aceptando la decisión “unilateral” de Washington por motivos humanitarios. En aquella ocasión, la aceptación de este programa y la contención del flujo migratorio permitió a México evitar la imposición de aranceles.
Sheinbaum agregó que el planteamiento sería el mismo en el caso de los extranjeros que vieron anuladas sus citas para pedir asilo a través de la plataforma CBPOne y que siguen en el país.
“Si están en territorio mexicano esas personas, los atendemos por razones humanitaria pero buscamos, en el marco de nuestra política migratoria, siendo extranjeros, pues su retorno a su país de origen… buscaríamos los mecanismos a través de la política migratoria y de la política exterior», explicó.
Aunque dijo que los retornos serían voluntarios destacó que lo importante sería informar a esas personas de que llegando a la frontera «no van a poder entrar a Estados Unidos y que es mucho mejor que retornen a su país de origen”.
El argumento podría funcionar con algunos. César Tumax, un albañil guatemalteco, y su familia llegaron el martes a las oficinas de migración de Tapachula confiando en lograr el permiso para llegar hasta la frontera de Estados Unidos sin saber que la cita que tenían a través de CBPOne se había anulado. Cambiaron de planes. «No nos queda de otra que regresar a nuestro país”.
Y algunos venezolanos preguntaban a los agentes alternativas para regresar pero sin tener que cruzar de vuelta la Selva del Darién.
Aunque hay acuerdos de repatriación con varios países, los retornos cayeron drásticamente el año pasado y a finales de 2023, incluso, se paralizaron por un problema presupuestario.
Además, la mayoría de los migrantes quieren seguir intentando llegar al norte. Unos en caravana, como la que seguía avanzando el martes por el sur de México pese a que todas son disueltas en cuestión de días. Otros, en solitario.
Dayana Castro, una venezolana de 25 años que viaja con su esposo y sus hijas de 4 y 7 años, se encontraban el martes en el centro de México y lo tenía muy claro. “Pensamos seguir”, dijo, aunque su cita CBPOne quedó cancelada el lunes. Tardó en conseguirla más de un año. “¿Rendirse ahorita? No”, agregó, mientras esperaban un tren para subirse en su techo y avanzar hacia la frontera. “Si no nos arriesgamos, no llegamos”.