SAN FRANCISCO DE MACORÍS.– Agentes del DICRIM acudieron a un centro comercial de esta ciudad tras recibir una denuncia sobre un fuerte hedor que provenía del baúl de un vehículo estacionado.
Al llegar al lugar, apareció el propietario del carro, un Toyota Corolla azul del 2002, quien procedió a abrirlo ante las autoridades.
El hombre explicó que el olor provenía de comida para perros que había dejado en el vehículo desde el día anterior.