La magistrada Miriam Germán Brito, al recibir un reconocimiento del Tribunal Constitucional en conmemoración del Día Internacional de las Juezas, reflexionó sobre los desafíos y sacrificios que implica la labor judicial, resaltando la importancia de la paz con la conciencia y la imparcialidad en el ejercicio de la justicia.
Durante su discurso, Germán Brito expresó: “En este oficio no se puede negar que se sufre”, pero aseguró que la satisfacción de actuar con rectitud y equidad es el mayor legado que deja tras su paso por la judicatura.
También hizo referencia a una experiencia personal reciente, en la que lamentó la actitud de una persona a quien describió como “el sepulturero de una amistad”, por expresar ante la prensa ciertos sentimientos solo cuando ella está a punto de retirarse. En el marco del Día Internacional de las Juezas, el Tribunal Constitucional (TC) llevó a cabo una audiencia solemne en reconocimiento a la trayectoria de la magistrada Miriam Germán Brito, ex procuradora general de la República Dominicana.
«A mí me llegó el tiempo de que me vaya, y lo que me dolió de la persona que yo he bautizado como el sepulturero de una amistad es que lo que me quería decir lo dijo ahora, cuando ya me voy, cuando ya no tengo un valor de uso. Eso es una vileza. Pero ya, tengo la ayuda extraordinaria de la incapacidad para el rencor, y lo aprendí de mi abuelo», sostuvo.
No obstante, enfatizó que ha aprendido a no albergar rencor, un valor inculcado por su abuelo, a quien recordó como “un mulato extraordinario y culto”, que desde niña le enseñó que el resentimiento es “un huésped ingrato que se come al que lo alberga”.
La magistrada destacó que la imparcialidad ha sido el principio que ha guiado su carrera, asegurando que nunca actuó con favoritismos ni enemistades en su ejercicio como jueza. “Usted tiene que estar en paz con su conciencia, usted tiene que tratar a todos por igual, y esa es la única fortuna que me llevo”, afirmó.
El acto, realizado en el auditorio de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), estuvo presidido por el magistrado Napoleón R. Estévez Lavandier, quien, junto con los jueces y juezas del TC, honró la destacada labor de Germán Brito en la justicia dominicana.
Un homenaje a una trayectoria ejemplar
La audiencia inició con la entrada al recinto de los integrantes del Pleno del TC, acompañados por la homenajeada. Con el tradicional malletazo del magistrado Estévez Lavandier, se dio inicio al evento, seguido por la presentación de un video testimonial que resaltó la contribución de Germán Brito a la justicia del país.
Los jueces del TC dedicaron palabras de reconocimiento a la ex procuradora, quien, con emotividad, agradeció el gesto y destacó la importancia de la equidad de género en la judicatura.
Germán Brito agradeció el homenaje debido a que ha dedicado la mayor parte de su vida a un oficio que ama.
«Quiero dar las gracias a todos los miembros en la persona del presidente y nuestros amigos todos del Tribunal Constitucional por haberme considerado digna de este reconocimiento» sostuvo.
Germán Brito, una de las juristas más influyentes del país, se desempeñó como procuradora general desde agosto de 2020 hasta el 21 de febrero de 2025.
Anteriormente, ocupó un puesto en la Suprema Corte de Justicia (SCJ), siendo una defensora de la independencia judicial y el respeto a los derechos fundamentales.
Aunque reconoció que su intervención pudo parecer ajena al homenaje, justificó sus palabras al señalar que forman parte de las presiones y maltratos a los que se ven expuestos los jueces, incluso cuando actúan con corrección.
Declaraciones de Negro Veras
La pasada semana el jurista Ramón Antonio (Negro) Veras, dedicó una serie de críticas a la finalizada gestión de Miriam Germán Brito como procuradora general de la República. Señaló que «su llegada me generó confianza por los estrechos vínculos que desde siempre nos han unido y por la trayectoria de independencia que había mostrado. Sin embargo, la alegría se disipó pronto, cuando llegué al convencimiento pleno de que desde la Procuraduría se elaboraban expedientes cargados de tipificación criminal contra ciudadanos y ciudadanas honorables».
Declaró, entre otras críticas que «como hombre de derecho, no podía quedarme callado. No podía ignorar lo que parecía evidente. Por eso, hice saber a la procuradora mi parecer y las razones que me llevaban a esa convicción. Se lo dije de viva voz y también se lo escribí. Pero mis palabras, mis advertencias, se estrellaron contra el silencio».