Eric Hosmer, exinicialista que pasó 13 temporadas en la MLB (2011-2023), asegura tener la fórmula para acabar con los casos del dopaje en el béisbol: La anulación automática del contrato del jugador que falle, una idea nada original y ya descartada en el pasado.
Sus comentarios los hizo en un podcast que dirige con un caso caliente, el del curazoleño Jurickson Profar, quien rubricó en la temporada muerta un pacto de tres años y 42 millones de dólares con los Bravos, pero que al cuarto partido se conoció su positivo a gonadrotopina coriónica y fue amonestado por 80 partidos. Solo perderá 5.8 millones.
Si la idea de Hosmer hubiese estado en pie cuando en 2018 Robinson Canó falló por primera vez el petromacorisano hubiese perdido los restantes 120 millones restantes y que terminó de cobrar en 2023.
Las estadísticas muestran gran progreso en la lucha contra el dopaje en el béisbol. En dos décadas de la Major League Baseball educando y castigando el uso de sustancias no autorizadas para mejorar el rendimiento el tema parece estar bajo control. Un tramo que empezó en 2005 y que bajó de los altares a figuras como Manny Ramírez, Alex Rodríguez y Rafael Palmeiro. Aunque casos como el de Profar, los de Orelvis Martínez y Noelvi Marte nos recordaron en los últimos 12 meses que no está muerto.
En 2024 se tomaron 11,609 muestras entre orina (9,455) y sangre (2,154) a los jugadores en roster de 40 bajo el programa que dirige el doctor Thomas M. Martin. Solo Orelvis y Noelvi fallaron. Se trata del 0.01 %. En 2023 se hicieron 11,783 tests y apenas Jean Carlos Mejía falló. Fue el 0.008 %.
Las suspensiones actuales, de 80, 162 partidos y “de por vida”, han demostrado que ayudan.
Para tener idea de lo que cuesta este programa tome en cuenta que una prueba de dopaje en un laboratorio con etiqueta WADA alcanza hasta los 500 dólares. Agregue a eso el pago del personal, desplazamiento que incluye venir a la República Dominicana, ir a México, Colombia y cualquier lugar que haya un pelotero vinculado al sistema. Una inversión que en privado aseguran supera los 10 millones de dólares al año.
No hay castigo que garantice la desaparición de un delito. En EE.UU., donde reside y mejor puede conocer Hosmer, hay 27 estados que aplican la pena de muerte. Desde Alabama hasta Texas, incluyendo Nevada, California y Florida. En 2024 se ejecutaron 24 personas y en 2023 a 25. Ni el conocimiento de ese castigo impidió miles de infracciones.
Ningún tema complejo tiene solución fácil. El argumento de Hosmer puede ayudar más, como alguien que no falló a pruebas está revestido de calidad moral para hablar de ello. Poco importa y no viene al caso el hecho de que Hosmer haya sido un jugador que no cumplió a las expectativas, sobre todo con ese contrato de 144 millones por ocho años con los Padres, pero que al quinto fue dejado libre por los Medias Rojas.
A Hosmer le sobra calidad moral para opinar, aunque en la narrativa de hoy a todo el que señala algún problema se le trata de descalificar con alguna imperfección.