Un tribunal de la ciudad china de Jilin, en la provincia de Jilin (norte), condenó este martes a pena de muerte en suspenso al exdirector de Tsinghua Unigroup, Zhao Weiguo, por los delitos de corrupción, daño a los intereses de una empresa cotizada y por facilitar beneficios ilegales a familiares y amigos.
La condena en suspenso tiene un plazo de dos años e implica que si Zhao no comete nuevos delitos durante este período y muestra buen comportamiento, su pena será conmutada a cadena perpetua.
Además, el exejecutivo fue privado de sus derechos políticos de por vida y se ordenó la confiscación de todos sus bienes personales.
Zhao, quien hasta 2021 presidió Tsinghua Unigroup, un importante conglomerado tecnológico chino dedicado a la fabricación de semiconductores y otros productos electrónicos, fue hallado culpable de utilizar su cargo para obtener beneficios ilícitos, incluyendo la venta de propiedades a precios bajos a través de empresas relacionadas con su círculo cercano.
El tribunal detalló que entre 2018 y 2021, Zhao, junto con un socio, Li Luyuan, causó un perjuicio directo al Estado por más de 470 millones de yuanes (65 millones de dólares, 58 millones de euros) mediante estas operaciones fraudulentas.
Además, entre 2014 y 2021, el condenado ocasionó pérdidas por más de 890 millones de yuanes (124 millones de dólares, 110 millones de euros) al desviar contratos lucrativos hacia empresas de su entorno.
Magnitud de los delitos
El tribunal subrayó que la magnitud de los delitos cometidos por Zhao implicó un «daño significativo» al Estado y a la empresa en la que fue directivo.
No obstante, la corte consideró atenuantes como la confesión de los crímenes, el arrepentimiento mostrado y la devolución total de los bienes obtenidos de forma ilícita.
Zhao es uno de los ejecutivos de mayor rango condenado dentro de la extensa campaña anticorrupción que el presidente chino, Xi Jinping, impulsa desde su llegada al poder en 2012.
Desde entonces, el actual secretario general del Partido Comunista de China (PCCh, gobernante), comenzó una campaña anticorrupción en la que numerosos altos cargos chinos han sido condenados por aceptar sobornos millonarios.
Si bien esta iniciativa, uno de los programas estrella de Xi, ha destapado importantes casos de corrupción en el seno del PCCh, algunos críticos han apuntado a que también podría estar siendo utilizada para acabar con la carrera política de algunos de sus críticos.