El dominicano batea de 12-1 en el estadio de los Gigantes de San Francisco
El traspaso de Rafael Devers desde los Boston Red Sox a los San Francisco Gigantes el 15 de junio de 2025 ha sacudido el panorama de las Grandes Ligas y dividido a la apasionada afición de Boston. El movimiento, liderado por el jefe de operaciones de béisbol Craig Breslow, puso fin a una tensa relación entre la gerencia y una de las últimas figuras del equipo campeón de 2018.
Devers, tres veces All-Star y dueño de un sólido promedio de .301 con 14 jonrones y 56 carreras impulsadas en lo que va de temporada, fue enviado a San Francisco a cambio de un paquete prometedor: el relevista Jordan Hicks, el joven abridor zurdo Kyle Harrison, el jardinero James Tibbs y el prospecto dominicano José Bello.
Aunque para muchos representa una pérdida irremplazable, Breslow defiende la decisión con firmeza. “Creo que hay una posibilidad real de que, al final de la temporada, miremos atrás y veamos que hemos ganado más juegos de lo que lo hubiéramos hecho de otra manera”, declaró, señalando que la combinación de talento joven y flexibilidad salarial podría allanar el camino hacia una nueva era en Boston.
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Una ruptura anunciada
La salida de Devers no fue repentina. Su reubicación al rol de bateador designado tras la llegada de Alex Bregman, sumada a su negativa a ocupar la primera base ante la lesión de Triston Casas, tensionó su relación con el cuerpo técnico. Según fuentes cercanas, un ultimátum lanzado por el propio jugador—“si no me quieren aquí, cámbienme”—marcó el punto de no retorno.
La gerencia, frustrada con lo que percibía como una actitud divisiva dentro del clubhouse, optó por cortar por lo sano. “Queremos construir sobre una cultura ganadora, con jugadores comprometidos a todos los niveles”, habría comentado un directivo bajo condición de anonimato.
Para muchos fanáticos, Devers representaba más que estadísticas: era el símbolo del resurgir de los Red Sox en la segunda mitad de la década de 2010. Su salida ha sido recibida con incredulidad y enojo por una parte de la base leal del equipo, que teme que esta apuesta por el futuro pueda costarles competitividad inmediata.
Mientras tanto, los Giants celebran la llegada de un bateador de élite con aún muchos años por delante. Devers se une a una alineación en ascenso, listo para comenzar un nuevo capítulo lejos de las tensiones de Fenway.
La apuesta de Breslow es clara: rejuvenecer al equipo, inyectar energía nueva y construir una cultura renovada. Pero el veredicto, como siempre en el béisbol, lo dictará el diamante. La temporada 2025 será la gran prueba de fuego para esta arriesgada visión.
Sus números en el Oracle Park de San Francisco
El desempeño de Devers no es nada alentador en este estadio. El dominicano está de 12-1, un doblete para un pírrico .083, con un boleto y dos ponches. Sus desarrollo en la Liga Nacional no es asombroso tras batear en el Dodgers Stadium, en tres encuentros de 12-1, también para 083, en el Chase Field, de Arizona lo hace de 15-2 para .133 en cuatro juegos, en el Petco Park, de San Diego su average es de .192 (26-5).
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