Entre las enfermedades autoinmunes, hay una en particular que, en base a los síntomas, parece estar atacando al Partido Revolucionario Moderno (PRM) como organismo vivo de la fauna política de la República Dominicana: la esclerosis múltiple.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la esclerosis múltiple es una afección en la que el sistema inmune se ataca a sí mismo, centrándose en el cerebro, la médula espinal y la capa protectora de los nervios conocida como mielina.

Como resultado, se producen fatiga, dificultad para caminar y entumecimiento. Las causas que provocan esta enfermedad suelen combinarse y se basan en factores genéticos, infecciones virales y poca exposición al sol.

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La lucha por la candidatura presidencial en el PRM, y no menos importante, la lucha por ocupar —en función de lo primero— posiciones en los organismos de dirección del partido, ha llevado a algunos dirigentes a canalizar campañas de descrédito contra las funciones públicas que desempeñan los propios perremeístas.

Se están atacando a sí mismos. En especial, a la capa que protege los nervios: funcionarios de tercera línea que pueden ser reemplazados, pero que implementan políticas vitales para cualquier gobierno y que incluso pueden decidir elecciones (seguridad, agua, salud, educación, energía…).

Un éxito que podría volverse contra sí mismo

En las elecciones de 2024, el PRM logró lo que ningún otro partido había alcanzado en la historia democrática del país: veintinueve senadores, 147 diputados y al menos 122 municipios, con una proporción del 70 % en los distritos municipales (incluyendo aliados).

Ese éxito rotundo podría verse como aval suficiente para cacarear y amedrentar internamente, pactar luego en lo externo e imponerse por tercera vez consecutiva en las elecciones.

Sin embargo, alguien más pesimista —y que piense fuera de la caja— podría afirmar que ese éxito no se repetirá, y que lo mejor que pueden hacer es retener lo más que se pueda y ganar, en una carrera de resistencia, la Presidencia. Yo creo eso.

Pero, de mantenerse las condiciones actuales, el pronóstico podría ser peor. Partidos como la Fuerza del Pueblo y el Partido de la Liberación Dominicana solo tendrían que hacer ajustes mínimos en su propia militancia y sentarse a esperar, hasta que los ataques internos dañen irremediablemente el «sistema nervioso» de la organización oficialista.

Como factor desencadenante de la esclerosis, tal vez es cosa de genética y lo de «Moderno» es solo un parche; tal vez sea alguna infección viral que ha hecho que todos los militantes se crean presidenciables y líderes, o tal vez, simplemente les falta exponerse al «sol» de la realidad, fuera del escenario donde los aplausos y las lisonjas hacen de sombra.

Es una advertencia y una alerta. Advertencia para los perremeístas; alerta para los periodistas.

A estos últimos les digo: si lo saben hacer bien, tendrán carne para la sartén ininterrumpidamente hasta el 2028.

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