Los investigadores del robo de ocho joyas de la corona de Francia en el Museo del Louvre el domingo pasado tienen más de 150 muestras de ADN, huellas papilares y otras pruebas que están analizando para tratar de localizar a los ladrones, manifestó este jueves la fiscal de París, Laure Beccuau.
En una entrevista al diario regional Ouest-France, la fiscal se mostró optimista sobre las posibilidades de identificar a los cuatro integrantes del comando y de localizar las joyas, valoradas económicamente en 88 millones de euros, aunque su valor patrimonial es incalculable.
«Los análisis requieren plazos, aunque sean una prioridad para los laboratorios. Esperamos recibir información en los próximos días que podría proporcionarnos pistas, especialmente si los autores figuraban en los archivos» policiales, añadió Beccuau.
La fiscal explicó también que la videovigilancia de las calles permitió seguir las rutas de los autores «en París y los departamentos vecinos» y que los investigadores tienen también «imágenes disponibles de cámaras públicas y privadas» de autopistas, bancos y comercios para su explotación.
Manifestó su deseo es «arrestar a los autores lo antes posible para recuperar las joyas antes de que se extraigan las piedras y se fundan los metales«.
Y mostró su esperanza de que gracias a la enorme cobertura mediática de este golpe los autores no se atrevan a modificar las joyas. «Quiero ser optimista«, dijo la fiscal de París.
Nuevas imágenes
Cuatro días después del robo en el Louvre, hoy circularon nuevas imágenes que muestran que las alarmas funcionaron y que los agentes del museo más visitado del mundo informaron de la intrusión a las autoridades.
En las imágenes, tomadas desde un ala del Louvre diferente a donde se encuentra la Galería de Apolo -donde se desarrolló el robo– se ve a dos de los ladrones descendiendo por la escalera de la camioneta de mudanzas que usaron para subir hasta el balcón por el que penetraron en el museo.
«Los individuos van en escúteres. Van a irse del Louvre«, advierten los agentes de seguridad del museo por radio.
Filmado desde el interior del edificio, junto a la ventana, el vídeo dura unos treinta segundos. Termina poco después de que un escúter se aleje a toda velocidad, mientras suenan sirenas a lo lejos.
Las imágenes confirman, en cualquier caso, que las alarmas de las ventanas y vitrinas funcionaron y que los tres guardias de la sala denunciaron la intrusión a las autoridades.
Los investigadores han interrogando a los guardianes del Louvre, especialmente en busca de algún tipo de complicidad interna.
Cuando los ladrones irrumpieron por el balcón de la Galería de Apolo, el detector de alarma se activó inmediatamente y envió una señal al puesto central de seguridad, explicó la presidenta del Louvre, Laurence des Cars, durante una audiencia ante la Comisión de Cultura del Senado el miércoles.
Uno de los cuatro agentes apostados en la sala realizó una llamada por radio al puesto de mando para informar de la intrusión, continuó Des Cars, reconociendo que la ausencia de cámaras en las fachadas del edificio constituye una vulnerabilidad en el sistema de seguridad.
«Acepto plenamente que, efectivamente, tenemos una debilidad en la protección perimetral del Louvre», dijo De Cars, quien pidió la instalación de una comisaria de policía dentro del museo.