Este artículo fue publicado originalmente en El Día.
“Soy destinista”, dice con calma el general retirado Jorge Radhamés Zorrilla, como quien explica que algunas cosas no se fuerzan, simplemente llegan. Así define sus primeros 100 días al frente de la Dirección General de Desarrollo Fronterizo, una etapa que inició entre ruidos, expectativas políticas y una nómina limitada que obligó, según sus propias palabras, a “sacar para meter”.
Zorrilla, abogado, político y militar retirado, asegura que su llegada a la institución no fue casual. Para explicarlo, recurre a la filosofía. Citó al pensador francés Edgar Morin, de 104 años, y su obra «Los siete saberes necesarios para la educación del futuro», en la que reflexiona sobre cómo el ser humano aprende a vivir en distintos momentos de su vida.
“Yo soy destinista”, insistió, recordando una frase del doctor Joaquín Balaguer: el destino es una fuerza que te lleva donde tienes que ir, aunque no quieras.
Con ese enfoque, el general sostiene que su nombramiento estaba reservado para cuando debía ocurrir. El 2 de septiembre, mediante el decreto 475-25, el presidente Luis Abinader, a través del ministro de la Presidencia Andrés Bautista, lo designó director general de Desarrollo Fronterizo, una institución con 25 años de existencia y grandes retos estructurales.
Una espera marcada por la política
La designación de Zorrilla Ozuna se produjo casi dos años después de que su partido, el Cívico Renovador (PCR), proclamara al presidente Abinader como su candidato y le hiciera jurar públicamente que integraría a esa organización al tren gubernamental.
“¿Jura usted darnos la oportunidad de ser parte del tren gubernamental desde ahora y también para después?”, preguntó Zorrilla en aquel acto.
“Sí, lo juro”, respondió el mandatario.
Sin embargo, el decreto no llegó de inmediato. Incluso tras la reelección de Abinader, Zorrilla continuó esperando. Cada vez que era abordado por la prensa, repetía el mismo mensaje: paciencia.
“El presidente, a su debido tiempo, tomará la decisión. Él lo dijo: que no iba a nombrar a todos los partidos aliados en un mismo decreto”, expresó en varias ocasiones.
De la espera a la gestión
Hoy, ya instalado en el cargo, Zorrilla Ozuna enfrenta el desafío de equilibrar su pasado político con la gestión institucional, en medio de una estructura limitada y altas expectativas en una zona estratégica para el desarrollo nacional.
A 100 días de haber asumido, el general parece convencido de que la espera valió la pena. Para él, no fue retraso: fue destino.
La publicación “Soy destinista”: Radhamés Zorrilla explica cómo logró su nombramiento apareció primero en El Día.