La vesícula biliar es uno de los siete órganos no vitales -junto con el bazo, los riñones, el colon, el estómago, el apéndice y los órganos reproductores masculino y femenino- que es posible extirpar y después llevar una vida relativamente normal. ¿Qué síntomas hacen pensar que hay problemas en este órgano que está debajo del hígado y se encarga de producir la bilis que produce la ingestión del alimento y ayuda a su digestión?
“Lo habitual es que haya episodios de dolor abdominal en epigastrio, la mayoría de las veces intensos y de comienzo brusco, asociados en muchas ocasiones a náuseas y vómitos. También pueden aparecer síntomas derivados de cualquier complicación de la colelitiasis (cálculos o piedras en la vesícula), ictericia, dolor abdominal y fiebre en el caso de la colangitis”, explica a Correo Farmacéutico María Delgado, jefa del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Infanta Elena (Valdemoro, Madrid).
La operación de extracción de vesícula, también conocida como colecistectomía, se realiza con anestesia general y, en la mayoría de las ocasiones, mediante laparoscopia. En este procedimiento quirúrgico se emplea una cámara de vídeo pequeña y herramientas especiales que se introducen -a través de cuatro incisiones- en el interior del abdomen para ver su interior y realizar con éxito la extirpación. Así es posible evitar una gran incisión y así acelerar el proceso de recuperación.
Evitar comidas copiosas
El cuerpo tarda, aproximadamente, entre cuatro y cinco semanas en adaptarse a la ausencia de vesícula. Durante este tiempo, los especialistas en aparato digestivo recomiendan que el paciente realice una dieta pobre en grasas. Después, y si no existen complicaciones, lo habitual es indicar la reintroducción paulatina de una dieta normal. “La vesícula tiene, fundamentalmente, un papel de almacenaje, y el organismo se habitúa, en la mayoría de las ocasiones, a su ausencia. Por lo general, los pacientes colecistectomizados pueden hacer una vida normal”, concluye Delgado.
Si la vesícula biliar está enferma, los nutricionistas recomiendan reducir o evitar el consumo de productos grasos, así como de comidas especialmente copiosas o grasientas. “Esto se debe a que este órgano responderá de peor manera y no será capaz de hacer correctamente la digestión de las grasas”, aseguran a CF Belén Gutiérrez y Paula Labeira, nutricionistas del Hospital Fundación Jiménez Díaz, de Madrid.
Tras la extirpación de la vesícula biliar o colecistectomía, el paciente deberá seguir una alimentación saludable y equilibrada, como es la dieta mediterránea, y vigilar el aporte de grasa. “Podrá tomar leche y derivados, cereales, legumbres, carnes magras y pescados blancos, huevos, frutas y verduras y aceite de oliva virgen extra en cantidades pequeñas y bien repartidas”, explica Labeira. Aconseja evitar, sobre todo, “los fritos de origen animal y optar por una grasa más saludable, como el aceite de oliva virgen extra”. Sus recomendaciones, además, incluyen evitar el consumo de productos procesados, “ya que, tienen un elevado contenido en azúcares simples y también se suelen acompañar de un gran contenido en grasa”, explica.
Atajar el problema
Los especialistas en Aparato Digestivo recomiendan realizar una colecistectomía ante cualquier síntoma derivado de la colelitiasis, como cólicos biliares, pancreatitis biliar, colangitis, colecistitis… “En caso de pólipos vesiculares mayores de 1 cm en pacientes asintomáticos se debe plantear una colecistectomía si el paciente es buen candidato para ello. Y si éste presenta un alto riesgo quirúrgico, es posible plantear un seguimiento ecográfico. No en vano, los pólipos mayores de 18 mm suponen un riesgo importante de tumor maligno, por lo que debe realizarse una colecistectomía cuando sea posible”, indica Delgado, jefa del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Infanta Elena, de Madrid.
Tras la colecistectomía
¿Cómo suple el organismo la ausencia de la vesícula? “La bilis es una compleja solución producida por el hígado, con un papel esencial en la digestión y absorción intestinal de los lípidos. La vesícula biliar almacena la bilis y, después de una comida, se contrae vertiendo la bilis al duodeno, facilitando la digestión y absorción de las grasas de la dieta y vitaminas liposolubles”, señala Delgado.
El organismo, no obstante, no suple el papel de almacenaje que realizaba la vesícula. “La bilis sigue produciéndose en el hígado y, pasando por el colédoco -que es el conducto de desembocadura de los conductos biliares en el intestino-es vertida al duodeno, contribuyendo de esta manera a la digestión de las grasas”, añade la especialista.