Las pandillas armadas en Haití continúan expandiendo su control sobre Puerto Príncipe, alcanzando cerca del 90 % de la ciudad y amenazando con tomar los principales símbolos de poder, como la oficina del primer ministro y el Palacio Nacional. Así lo informó el Miami Herald, citando a su corresponsal en el Caribe, Jacqueline Charles.
La coalición criminal, conocida como Viv Ansanm, ha fortalecido su presencia en la capital y sus alrededores, lo que ha provocado el cierre de rutas estratégicas y ha limitado las opciones de desplazamiento de los ciudadanos.
Según el diario haitiano Le Nouvelliste, las posibilidades de viajar desde la capital hacia el sur del país se han reducido drásticamente debido a la presencia de hombres fuertemente armados que controlan las carreteras y los caminos de montaña.
Bloqueo y terror en las rutas del sur
Antes, los ciudadanos tenían la opción de tomar la ruta montañosa de Kenscoff y Seguin para llegar a la región sur, pero ahora las bandas han establecido puestos de control en todo el trayecto.
El testimonio de Jacques, un viajero que intentó llegar a Jacmel, refleja el clima de miedo: “Cada vez que tengo que ir al sur, paso una noche sin dormir pensando en el viaje. Es un trayecto estresante”, dijo al Le Nouvelliste.
Durante su trayecto, Jacques presenció cómo pandilleros de la banda de Jimmy Chérizier, alias Barbecue, secuestraron un camión frente a él.
La periodista Jacqueline Charles también advierte que las pandillas han aumentado el tráfico de armas de alto poder desde Estados Unidos, lo que les ha permitido mantener su dominio territorial. Además, han intensificado los ataques contra periodistas de radio, televisión y prensa escrita, en un intento por silenciar la cobertura de la crisis.
Un país bajo sitio
- El agravamiento de la violencia deja a Haití al borde del colapso, sin una autoridad estatal que pueda contener la crisis.
- La falta de seguridad ha llevado a muchos ciudadanos a buscar rutas alternativas, pero la mayoría de las opciones están controladas por criminales que secuestran, extorsionan o asesinan a quienes intentan huir.
- En este contexto, la comunidad internacional observa con preocupación la escalada de violencia, mientras los haitianos enfrentan un panorama cada vez más desesperado.