Por Ydalmis Arias
Una peligrosa modalidad de extorsión está cobrando fuerza en los últimos meses, propagándose con rapidez a través de redes sociales y plataformas de mensajería como WhatsApp. En San Francisco de Macorís, múltiples ciudadanos han sido blanco de esta amenaza que mezcla el uso malicioso de la tecnología con una presión psicológica intensa, obligando a las víctimas a entregar dinero bajo el temor de ser difamadas.
El esquema es meticulosamente planeado. Todo inicia con una llamada o videollamada inesperada desde un número desconocido. A partir de ahí, los delincuentes ponen en marcha su estrategia: acusan falsamente a la persona de haber cometido delitos graves —como acoso sexual a menores— y aseguran tener pruebas que están listas para ser publicadas.
Para aumentar el pánico, envían capturas de pantalla con supuestas publicaciones ya compartidas en redes sociales. Pero el engaño no termina ahí. Otro integrante del grupo delictivo, utilizando un número distinto, se comunica con la víctima haciéndose pasar por un tercero. Este escribe mensajes como: “Oye, ¿viste lo que salió de ti en las redes?”, generando confusión y desesperación.
Este tipo de extorsión opera en cadena, aprovechándose del miedo, la vergüenza y el desconcierto. Mientras algunos logran identificar la estafa a tiempo, otros caen en la trampa y acceden a realizar depósitos a cuentas bancarias cuyos dueños, hasta el momento, siguen operando sin mayor consecuencia legal. (Fuente…)